No puedo darte
soluciones para todos tus problemas en la vida,
no tengo respuesta para
tus dudas o temores.
Pero puedo escucharte y
compartirlos contigo.
No puedo evitar que
tropieces.
Solamente puedo
ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus
triunfos y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto
sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones
que tomas en la vida.
Me limito apoyarte,
estimularte y ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte
limites dentro de los cuales debes actuar,
pero si te ofrezco el
espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus
sufrimientos cuando
alguna pena te parte el
corazón,
pero puedo llorar
contigo y
recoger los pedazos
para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien
eres ni quien deberías ser.
Solamente puedo
quererte como eres y ser tu amigo.
En estos días pensé en
mis amigos y amigas,
y entre ellos
apareciste tú.
No estabas arriba ni
abajo ni en medio.
No encabezabas ni
concluías la lista.
No eras el número uno
ni el número final.
Y tampoco tengo la
pretensión de ser el primero,
el segundo o el tercero
de tu lista.
Basta que me quieras
como amigo.
Jorge Luis Borges (1899 - 1986)
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