La gran
figura mundial del combate en favor de la educación de las niñas, la
adolescente paquistaní Malala Yusafzai, y un veterano activista de los derechos
de los niños, el indio Kailash Satyarthi, recibieron este miércoles el premio
Nobel de la Paz.
"Una
joven y un hombre mucho mayor, una paquistaní y un indio, una musulmana y un
hindú, ambos símbolos de lo que este mundo necesita: más unidad, fraternidad
entre naciones"
Solamente
tiene 17 años, pero la vida de Malala ya ha llenado libros enteros. Ha sido
invitada a la Casa Blanca, al palacio de Buckingham o al estrado de la ONU, ha
escrito su autobiografía y ha recibido múltiples recompensas.
Con el
Nobel se convierte en la más joven galardonada de la Historia, y su historia
particular no termina ahí. En el mundo 57,8 millones de menores sin escolarizar
necesitan voces que los defiendan, en especial los 30,6 millones que son niñas.
"En
este mundo en el que nos creemos tan modernos y desarrollados, ¿por qué hay
tantos países donde los niños no piden un Ipad o un ordenador sino simplemente
un libro o un bolígrafo?" dijo Malala el martes en una rueda de prensa en
el Instituto Nobel de Oslo. La adolescente adquirió fama mundial por haber
puesto su propia vida en juego. El 9 de octubre de 2012, los talibanes
interceptaron su bus escolar en su valle natal de Swat y le dispararon en la
cabeza, tras acusarla de profanar el islam.
Por
primera vez desde el intento de asesinato, el uniforme escolar que llevaba
cuando sucedió el atentado será expuesto, con las manchas de sangre, en el
centro Nobel de Oslo esta semana. Dos compañeras de clase que también
resultaron heridas en el atentado viajaron para asistir a la ceremonia de
entrega del Nobel de la Paz, que como es habitual se celebra en el ayuntamiento
de Oslo en presencia del rey Harald de Noruega.
Para
demostrar que no es una voz aislada, Malala invitó a otras tres militantes de
la causa de las niñas: una paquistaní que lucha desde hace ocho años para
obtener justicia después de haber sido agredida sexualmente, una joven
refugiada siria y una nigeriana de 17 años proveniente de una región asolada
por el grupo islamista Boko Haram. Este
grupo, cuyo nombre se traduce literalmente como 'la educación occidental es un
pecado' conmocionó al planeta entero este año al secuestrar a 276 estudiantes.
"Desgraciadamente, esta gente que lucha contra la educación
carecen ellos mismos de educación o han sido adoctrinados",
expresó Malala,
que nunca ha dejado de vestir el tradicional velo.