Por cuestiones de la evolución de la especie,
los hombres han vivido más obsesionados con hacer el amor que las mujeres. Pero
el éxito cada vez mayor de ellas en todos los campos está invirtiendo los
papeles...
Hace tres años, la cantautora estadounidense Carolyn Evans veía
el inminente fin de su matrimonio de tres lustros. La falta de sexo era una de las causas del enfriamiento
de su relación con su esposo Ray, de modo que cuando él cumplió 40 años
resolvió darle un obsequió peculiar: 40 días consecutivos de sexo. “Me levanté
a la mañana siguiente y pensé: ‘No voy a sobrevivir a esto’”, recuerda. A un
amigo se le ocurrió, entonces, que un sistema de fichas redimibles por sexo
podría ser la alternativa para no verse en la ingrata necesidad de retractarse
de su regalo. Así nació el método Forty Beads, que
luego originó un libro del mismo nombre que el año pasado fue best-seller en
Norteamérica. La fórmula consiste en que cuando el esposo o amante quiere tener
relaciones con su pareja pone una cuenta o bolita de cristal en un tazón puesto
en la mesa de noche de ella. La mujer tiene 24 horas para entregarse con él a
los placeres de la cama.
Para Evans, el sistema salvó su matrimonio y ello la estimuló a investigar más hasta autoproclamarse experta en sexualidad. El libro, en efecto, es un manual para ese alto porcentaje de parejas, revelado por encuestas, que viven sin relaciones íntimas, pero ahonda también en las razones por las cuales los hombres parecen vivir más en función del sexo que las mujeres. Al respecto, Evans sostiene que el método Forty Beads es benéfico porque las mujeres necesitan más tiempo que los hombres para iniciar el camino a la pasión. “Cuando ellos ponen esa bolita en el tazón, lo hacen llenos de gratitud, amor y expectativa sexual (lo cual adoran) y toda esa energía positiva es canalizada hacia su esposa”, dijo en una entrevista la autora. El juego, antes que un pedido de intimidad, entraña “una oportunidad para disfrutar el delicioso estremecimiento de la anticipación y la cercana conexión de volver a estar con la pareja”, explica antes de agregar que “la promesa del goce cercano puede reavivar la chispa casi extinguida”. La autora arguye que su método concilia los modos en que uno y otro género se aproximan a este crucial aspecto de la vida y que podría resumir en una frase: “Un hombre tiene que tener sexo para sentirse cercano, mientras que una mujer tiene que sentirse cercana para querer tener sexo”.
En realidad, la obra de Evans es uno de los tantos materiales que han surgido en los último años acerca de las diferencias en los apetitos carnales de los sexos. En principio, es casi unánime el concepto de que ellos presentan una inclinación más fuerte hacia él. Pero sería muy simplista quedarse en el estereotipo de que para ellas el asunto es accesorio.
Para Evans, el sistema salvó su matrimonio y ello la estimuló a investigar más hasta autoproclamarse experta en sexualidad. El libro, en efecto, es un manual para ese alto porcentaje de parejas, revelado por encuestas, que viven sin relaciones íntimas, pero ahonda también en las razones por las cuales los hombres parecen vivir más en función del sexo que las mujeres. Al respecto, Evans sostiene que el método Forty Beads es benéfico porque las mujeres necesitan más tiempo que los hombres para iniciar el camino a la pasión. “Cuando ellos ponen esa bolita en el tazón, lo hacen llenos de gratitud, amor y expectativa sexual (lo cual adoran) y toda esa energía positiva es canalizada hacia su esposa”, dijo en una entrevista la autora. El juego, antes que un pedido de intimidad, entraña “una oportunidad para disfrutar el delicioso estremecimiento de la anticipación y la cercana conexión de volver a estar con la pareja”, explica antes de agregar que “la promesa del goce cercano puede reavivar la chispa casi extinguida”. La autora arguye que su método concilia los modos en que uno y otro género se aproximan a este crucial aspecto de la vida y que podría resumir en una frase: “Un hombre tiene que tener sexo para sentirse cercano, mientras que una mujer tiene que sentirse cercana para querer tener sexo”.
En realidad, la obra de Evans es uno de los tantos materiales que han surgido en los último años acerca de las diferencias en los apetitos carnales de los sexos. En principio, es casi unánime el concepto de que ellos presentan una inclinación más fuerte hacia él. Pero sería muy simplista quedarse en el estereotipo de que para ellas el asunto es accesorio.
Aquí hay un libro que revela un método que puede cambiar dramáticamente los matrimonios mediocres de una manera profundamente positivo. En 40 breves capítulos, la autora Carolyn Evans ilumina las mujeres con todo detalle de psicológicamente-comprensión de por qué el sexo es tan importante para el éxito de un matrimonio, y exactamente cómo ponerlo en primer plano
de su relación de una manera lúdica, divertida.