miércoles, 29 de junio de 2011

TEMA PARA ADULTOS, SI LOS CHINOS CHIQUITOS VAN A LEER POR FAVOR SEAN SUS GUÍAS:

 Saben qué es ser voyeurista?????  Los invito a serlo. 
그들이되는 정보 엿보는 취미를 가진 성적 이상자 알고  당신이로 초대합니다.

El arte clásico y el erotismo han viajado por el tiempo de la mano, como dicen en mi tierra “uña y mugre son”, el tema del cual les voy a hablar tiene como funcionalidad la imaginación pues no utilizaré fotografía alguna para recrear o mostrarles lo narrado o descriptivo (las imágenes en sus mentes hablaran).
No puedo ocultarles que en un principio salió a relucir mi pudor y se que cuando recibí la nota de hacer esta clase sobre arte romano los colores invadieron mi rostro por un  rato pero… acuérdense que siempre existe un PERO en todo; deje a un lado mi pena y decidí  aflorar el voyerismo interno humano que llevamos dentro para así centrarme en la historia romana.
El siguiente texto es para mover la mente, para imaginar lo inimaginable, para dejar volar los sentidos y abrir nuestro intelecto a las sensaciones y emociones.
Existe un sitio del imperio romano donde lo erótico era pan diario, y donde ahora tan solo decir su nombre es una iconografía inmortal de Arte Erótico: POMPEYA.
Espejos, ánforas, camafeos, puertas y cofres, lámparas, copas, jarras y frescos todos con un colorido descrestante hacen parte de una realidad milenaria comunitaria que enaltece la belleza humana en sus más íntimos momentos, en la fusión misma de los cuerpos con las almas.
Es por eso que en los albores del helenismo aparece este nuevo soporte para las escenas eróticas que se seguirá usando en Roma y también en Pompeya: los espejos. El espejo, al contrario que las copas o jarras del banquete masculino, es un objeto de uso femenino (o funerario).
Tal vez sirviera a la mujer para recordar cuánto debe esforzarse o, tal vez, las imágenes eróticas de los espejos ayudaran a estimular la libido femenina durante las tediosas horas de acicalamiento. Convendrían sobre todo a las heteras, «las compañeras» que deleitaban a los hombres en el banquete.
La comedia latina nos pinta un cuadro muy vivo del tiempo que gastaban estas mujeres arreglándose para sus clientes. Adelfasia le dice a su hermana: «Sí, desde el amanecer hasta esta hora no hemos tenido, tú y yo, más que una ocupación: bañarnos, frotarnos, secarnos, prepararnos, pulirnos, repulirnos, pintarnos y adornarnos; y además, ¡se nos ha dado a cada una dos sirvientas que han estado durante todo este tiempo lavándonos y volviéndonos a lavar, sin contar con los dos hombres que se han deslomado para traernos el agua! No me reconvengas, te lo ruego; ¡cuánto trabajo conlleva una sola mujer! Pero encima dos... ¡estoy convencida de que bastarían para dar trabajo a todo un pueblo!».
 
Las imágenes como preparación de una atmósfera propicia al sexo son frecuentes en el mundo de Pompeya. Y, más aún, inventaron una imaginería erótica mucho más sofisticada que la griega: el sexo como espectáculo, el voyerismo, el sexo en catálogo, el exhibicionismo, el sexo acrobático... Veamos otro espejo, esta vez del siglo I d. C., donde encontramos una postura muy del gusto romano, variante del a tergo de los griegos, pero con los amantes tumbados, recostados en este caso en una bella cama alojada en una lujosa estancia con los restos de un banquete. La mujer está cubierta con toda clase de adornos y joyas, todo los sitúa en un ambiente refinado y placentero, que eleva el tono erótico hacia el lujo y la sofisticación aristocrática.
Visualmente, la postura que adoptan parece profesional, como dos actores modernos  delante de una cámara, y en el fondo del vaso se dibuja otro elemento más de excitación, un pequeño cuadro con puertecitas con una escena erótica, una pareja acoplada a la griega en la posición «de la leona».
 
Un camafeo reproduce un cuadrito de este tipo. Aquí la postura es más difícil y el ambiente lujoso se sugiere simplemente con un candelabro que se imagina metálico. Muchos cuadros de este tipo aparecen representados en terracotas, en pinturas romanas, o mencionados en los textos como tabulae configúrete Venerís. reproducen escenas con amantes copulando en diferentes posturas. Sus puertas permitían ocultarlos o descubrirlos. Pero no hay que pensar que la ocultación fuera para salvaguardar la mirada de gentes púdicas. Hay pinturas eróticas en Pompeya en las paredes de lugares muy visibles de las casas, como en el peristilo de la casa de Cecilio Giocondo con una pareja en el lecho observada por un siervo mirón. No, las puertas de estos cuadritos debían tener una doble función. Una, preservar estos objetos preciosos del polvo, del humo o del sol, y otra, provocar un refinado efecto erótico sorpresa, cuando se mostrara, al abrirse, en qué postura tocaba hacer el amor.
La mirada, la imagen proyectada. Esto es lo que descubrieron en el arte erótico los romanos. La mirada íntima entra en el juego.
En algunas imágenes vemos a los amantes manejando espejos para verse el uno al otro, o a sí mismos en el movimiento amoroso. Ver a la amante desnuda es para los romanos un factor erótico decisivo, el cisne-Zeus estira y gira su cuello ante la bella espalda de Leda; «al verte desnuda se erguirá de pasión mi miembro y cumpliré siendo cisne el cometido de un hombre». Así, la imagen que una hembra quiere proyectar en su compañero adquiere importancia. El tema preocupó por ejemplo a Ovidio, que da algunos consejos prácticos sobre cómo y en qué postura ha de mostrarse una mujer ante su amante en su Arte de amar: «Que cada una se conozca a sí misma; adoptad determinadas posturas según vuestro cuerpo; no a todas les cuadra la misma posición».
En muchas escenas eróticas de Pompeya la mujer se deja puesto el strophium para cubrir los seno y tal vez presentarse así más insinuante o con mejor aspecto ante su pareja, y si además no es muy alta... «La que es pequeña, que monte a caballo: la esposa tebana, como era de gran altura, no cabalgó nunca sobre Héctor.» Sin embargo... «ante la que tiene un muslo juvenil y además unos pechos sin defecto, quédese el hombre de pie, y acuéstese ella en un lecho inclinado». La mirada es siempre masculina; la que ha de agradar y quedar bien a la vista es la mujer.
 
Ver y ser visto. Los romanos exploran además en su iconografía erótica la mirada del voyeur. En la copa Warren, mientras dos hombres hacen el amor, un pequeño esclavo abre la puerta y asoma la cabeza. La figura de los esclavos que miran, bastante frecuente en las imágenes de sexo romanas, es la que se utiliza aquí como icono del valor erótico del observar: «los esclavos frigios se masturbaban tras la puerta cada vez que a Héctor lo montaba su esposa». Considerados como algo perteneciente a la casa, como una mascota doméstica, era posible no experimentar ante ellos un sentimiento de pudor; pero el esclavo es a la vez un hombre o una mujer con deseos eróticos. Por lo tanto, el conocimiento por parte de los dueños de la excitación suscitada en el mirón, que por otra parte, como «objeto» integrante de la vida cotidiana, se podía ignorar tranquilamente, puede ser un factor, y así lo explotan las imágenes, de incremento de la pulsión de la libido".
 
Y hay algo más. La mirada pública. En una lucerna vemos una imagen de acoplamiento acrobático visualmente construido como un espectáculo. Al igual que los cuadritos eróticos con puertas, se ha supuesto que estas imágenes en las lámparas podían servir para iluminar noches faltas de imaginación. Pero estos objetos puramente cotidianos no se han entendido sólo como una ilustración sexual de la vida diaria. Algunos autores han observado con lucidez cómo muchas lámparas alojan representaciones de espectáculos públicos, especialmente contextos de gladiadores. Algunas de estas de sujeto erótico muestran imágenes de enanos copulando o actos sexuales con animales, muy probablemente referencias visuales a representaciones públicas que agradaban a ciertos sectores de la sociedad romana".
Es conocido que en Roma (y en otras sociedades no tan antiguas) servían como diversión pública el exhibicionismo de ciertas anormalidades físicas, un entretenimiento muy popular, enanos, animales o seres deformes copulando con mujeres o representaciones de seres humanos con taras físicas, como el «poeta» con hidrocele que anuncia una orgía en las termas suburbanas de Pompeya, situadas en la calle que conducía hasta el puerto. 

Una de las escenas de esta orgía es la imagen en la que se muestra un ménage a trois con dos hombres y una mujer (lo habitual), los tres unidos simultáneamente como vagones de un tren. Otra serie de imágenes, todas bastante inusuales y transgresoras, rodean a ésta, entre ellas un extraordinario cunnilingus  ya mencionado más arriba. Al principio se pensó que estas termas albergaban «algo más» en el piso superior.
Bajo cada una de estas irónicas imágenes eróticas había un número escrito, del I al XVI. En distintos lugares del mundo romano han aparecido fichas parecidas a monedas con un número (del 1 al 16) en una cara y una imagen erótica en la otra, que se conocen desde el siglo XVII como spintriae (prostitutas). Se ha pensado que pudieron utilizarse en los prostíbulos, donde estaban prohibidas las monedas con la efigie del emperador, o quizá como fichas de juego.
Sugiero que las pinturas de las termas con su correspondiente número debajo pudieron servir como contramarca para que los clientes no olvidaran en qué determinado contenedor numerado (e ilustrado) habían depositado sus vestidos.

En el mundo clásico el pensamiento religioso, los hábitos sociales, la disparidad de papeles entre lo masculino y lo femenino, el desencuentro y encuentro de hombres y mujeres han conformado un peculiar arte erótico que se ha presentado aquí con economía y con honestidad.
El tema es complejo y vasto y ha quedado sólo esbozado. No habrán encontrado en esta lectura un estudio sobre el sexo en el mundo griego y romano pero sí un recorrido por el imaginario visual del erotismo clásico, donde los textos se han tratado y se han compuesto como ilustraciones con la intención de entender, explicar y, sobre todo, oír las imágenes.

Una observación última.
En un ánfora ática de figuras rojas dos escenas se suceden. En la primera, un hombre sentado en el suelo levanta el vestido a una mujer; su mirada ya ha producido efecto en su anatomía. Si giramos el ánfora, vemos que en el otro lado  todo se consuma de forma «natural» con el mismo tratamiento cómico. La mujer vuelve la cabeza, ¿sorprendida? En muchas de las citas visuales he visto traslucirse el humor, el juego erótico, la risa.
¿Existe algún misterioso placer en la seriedad? En la cultura pos-cristiana el sexo suele tratarse corno algo muy serio. Y no sólo en los libros. En las imágenes eróticas o pornográficas que produce nuestra sociedad, ya sean estáticas o móviles, es muy difícil encontrar motivos humorísticos. Los griegos y romanos acompañaron con la risa gran parte de su art erótica.
¿Por qué no? Entendieron que el erotismo, como el humor, son productos exclusivos de la mente humana.

martes, 28 de junio de 2011

80. Tus obras son las que valen

Con buenas palabras se puede negociar, 
pero 
para engrandecerse se requieren buenas obras.


Leonora Carrington, leyenda del surrealismo, surrealist legend.

Ustedes disculparan la demora para está nota dedicatoria. 
Es para una gran exponente de la imaginación femenina pero quise hacerla para esta fecha dejando a un lado su muerte y pasando a lo que es su
 puesto en las artes latinoamericanas; estoy hablando de la inglesa de
 nacimiento  y de fuerza y corazón mexicano Leonora Carrington  quien quiso ser una pintora surrealista y escritora a la vez y lo logró.
 Se gozó la vida al máximo con sus ires y venires logrando un destacable puesto en la cultura y en el arte latinoamericano.

지연 헌신 참고합니다 실례합니다.

그것은 여성의 상상의 훌륭한 지수위한하지만 그의 죽음에서 따로이 날짜를 만들기 위해 원하는 무엇을 라틴 아메리카 예술 장소, 영어 출생 멕시코 심장 강도말하기와 레오 노라 캐링턴 누군지 한 번에 초현실주의 화가 작가가되고 싶어하고성공했습니다. 그는 문화와 라틴 아메리카 예술 놀라운 위치를 달성들이 오가는최대한 인생을 
즐겼다.


 
Pintura La rebeldía
Nace en 1917 en Inglaterra. En el año 1936 ingresa en la academia  Ozenfant de arte, en la ciudad de Londres. Al año siguiente conoce a quien la introdujo indirectamente en el movimiento surrealista: el pintor alemán Max Ernst, a quien vuelve a encontrar en un viaje a  París y con quien no tarda en establecer una relación sentimental. Durante su estancia en esa ciudad entra en contacto con el movimiento surrealista y convive con personajes notables del movimiento como Joan Miró y André Breton, así como con otros pintores que se reunían alrededor de la mesa del Café Les Deux Magots, como por ejemplo el pintor  Pablo Picasso y Salvador Dalí.

En 1938 escribe una obra de cuentos titulada La casa del miedo y participa junto con Max Ernst en la Exposición Internacional de Surrealismo en París y Ámsterdam.

Previamente a la ocupación nazi de Francia, varios de los pintores del movimiento surrealista, incluida Leonora Carrington, se vuelven colaboradores activos del Kunstler Bund, movimiento subterráneo de intelectuales antifascistas.

Leonora Carrington tenía solo 20 años cuando conoció a Max Ernst en Londres. Entonces el pintor ya contaba con 47 años y con bastante fama como surrealista. La gran diferencia de edad, el hecho de que Ernst además estaba casado, así como sus posiciones surrealistas radicales hacían que esta relación no contara con la anuencia del padre de Leonora. A pesar de ello, la pareja se reencontró en París y pronto se fueron a vivir a la provincia, al poblado de Saint.Martin.d´Ardeche, en una casa de campo que adquirieron en 1938. Hasta hoy se conserva en la fachada de esta casa un relieve que representa a la pareja y su juego de roles: «Loplop», el alter ego de Max Ernst, un animal alado fabuloso entre pájaro y estrella de mar y su «Desposada del Viento»: Leonora Carrington.
 
La vida tranquila y feliz de la pareja en este sitio duró solo un año. En septiembre de 1939 Max Ernst fue declarado enemigo del régimen de Vichy. Tras su detención y prisión en el campo de Les Milles, Leonora sufre una desestabilización psíquica. Ante la inexorable invasión nazi, se ve además obligada a huir a España. Por gestión de su padre es internada en un hospital psiquiátrico. De este período la pintora guardará una marca indeleble, que afectará de manera decisiva su obra posterior. Leonora describe, en su obra autobiográfica (En bas) los pormenores de esta dramática historia.

En 1941 escapa del hospital y arriba a la ciudad de Lisboa, donde encuentra refugio en la embajada de México. Allí conoce al escritor Renato Leduc, quien terminará ayudándola a emigrar. Ese mismo año contraen matrimonio y Leonora viaja a New York. En 1942 emigra a México y la pintora restablece sus lazos con varios de sus colegas y amigos surrealistas en el exilio, quienes también se encuentran en ese país, tales como André Breton,  Benjamin Péret, Alice Rahon, Wolfgang Paalen y la pintora Remedios Varo, con quien mantendrá una amistad particularmente duradera.

Fue ganadora del Premio Nacional de Bellas Artes, otorgado por el gobierno de México en el 2005.
Falleció a los 94 años en la Ciudad de México hace un mes y tres días.

 

Su obra en prosa cuenta con magnificas historias como:

§  La Maison de la Peur (1938). En español: La casa del miedo
§  Une chemise de nuit de flanelle (1951). En español: Una camisa de dormir de franela
§  El mundo mágico de los mayas (1964), con ilustraciones de la autora
§  La dame ovale (1939). En español: La Señora Oval: Historias surrealistas
§  The Hearing Trumpet (1976). En español: La trompeta acústica
§  La puerta de piedra
§  El séptimo caballo y otros cuentos
§  Conejos blancos
§  En bas (1940). Autobiografía
§  La invención del mole (1960)

Y su obra pictórica es un ejemplo llamativo surrealista:

§  The Temptation of Saint Anthony (1946). Óleo sobre tela.
§  El mundo mágico de los mayas
§  Retrato de Max Ernst
§  Arca de Noé
§  Temple of the world
§  El baño de los pájaros
§  Autorretrato en el albergue del caballo de Alba.
§  Torre de la memoria
 
 

lunes, 13 de junio de 2011

79. Aprender:

Hasta que aprendas a perdonar estarás atrapado
 emocional  y físicamente. 
Me llenaré de amor y lo proyectaré en el mundo.


domingo, 12 de junio de 2011

Tres museos de Nueva York y otro de Washington se suman al Art Project de Google




Tres museos de Nueva York, la Colección Frick, el de Arte Moderno (MoMA) y el Metropolitan, y otro de Washington, el Freer Smithsonian, se suman al proyecto de Google para que los usuarios de internet puedan explorar virtualmente sus miles de obras de arte.

Los cuatro museos estadounidenses forman parte de la iniciativa Art Project, presentada  en Londres y que engloba a 17 de los más importantes del mundo, como los españoles Reina Sofía y Thyssen-Bornemisza, la Galería Uffizi (Italia) y el británico Tate.
Con un "click" de ratón de computadora, la iniciativa permite a los usuarios de internet recorrer esos 17 museos de once ciudades en nueve países, así como a las obras de 486 artistas expuestas en 385 salas, además de más de mil imágenes artísticas en alta resolución.
La directora de la Colección Frick de Nueva York, Anne Poulet, señaló hoy que esta colaboración museística internacional con el portal de internet "representa una síntesis fascinante entre arte y tecnología, que reforzará las maneras en que el gran público puede acceder al arte, además de proporcionar a los educadores nuevas herramientas para compartir sus impresiones y descubrimientos".
Los usuarios de esta nueva herramienta artística y educativa tienen también la posibilidad de hacerse con su propia colección personal de arte virtual, así como de comentarla.
La visita virtual a esa prestigiosa entidad neoyorquina comienza a través de la obra renacentista "San Francisco en el desierto", de Giovanni Bellini (1430-1516).
La técnica permite que los visitantes virtuales puedan ver con un increíble detalle la figura central del santo, incluidas las pinceladas, con las que Bellini pintó los animales, las plantas y hasta los objetos o la mirada de San Francisco.
Las imágenes en alta resolución aportadas por estos museos pueden ser ampliadas y revisadas con todo detalle mediante la herramienta de "zoom" que aparece en cada una de ellas.
Este museo neoyorquino ha incluido entre las obras que forman parte de esa visita virtual "La forja", de Francisco de Goya (1746-1828); un autorretrato de Rembrandt van Rijn (1606-1669); "El progreso del amor: El encuentro", de Jean-Honoré Fragonard (1732-1806), así como creaciones de Johannes Vermeer, Jean-Auguste Ingres y Pierre-Auguste Renoir, entre otros.
La visita al Metropolitan a través del ordenador personal empieza por "La cosecha", de Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569), para seguir por otras impresionantes piezas como "Vista de Toledo", de Doménikos Theotokópoulos El Greco (1541-1614), en la que se aprecian con todo detalle las pinceladas de un paisaje que refleja los desniveles arquitectónicos de la ciudad española en una oscura atmósfera.
Este museo también ha incluido la escultura "Ugolino y sus hijos", de Jean-Baptiste Carpeaux (1827-1875) e importantes obras de Paolo Veronese, Jacques-Louis David, Paul Gauguin, Edouard Manet o Rembrandt, entre las más diversas representaciones artísticas de diferentes culturas.
La visita al MoMA comienza por la imagen de "Noche estrellada", de Vincent Van Gogh (1853-1990), para seguir con un recorrido sobre la obra de Paul Cézanne (1839-1906), como "Château Noir", un bodegón con manzanas y una jarra de leche o un autorretrato del pintor francés, sin olvidar a alguno de sus destacados bañistas.
A ellos se añaden destacadas obras de Paul Gauguin, Odilon Redon, Henri Rousseau y Georges-Pierre Seurat, entre otros.
Las imágenes en "gigapixel" proporcionadas por el museo Smithsonian de Washington incluyen "The Princess from the Land of Porcelain", del estadounidense James McNeill Whistler (1834-1903) y otras veinte obras suyas, así como importantes representaciones artísticas de la cultura china, japonesa o de caligrafía árabe. EFE
Para ver el Art Project de Google, haga  UN CLIC.

sábado, 11 de junio de 2011

78. Cortico y verdadero

La ambición 
es el refugio del fracaso.

Se publica la primera novela de Conan Doyle, perdida durante 130 años

Doyle, creador del famoso detective Sherlock Holmes, elaboró el manuscrito con tan solo 23 años, pero, debido a los avatares del destino, éste nunca llegó a publicarse.

Según ha informado el periódico The Guardian, el escritor envió la novela, escrita entre 1883 y 1884, a un editor británico, pero el documento se perdió en el correo, por lo que Doyle decidió reescribirlo de memoria.
Los seis capítulos que logró rehacer, y que hasta ahora estaban primero en manos de sus herederos y después en los archivos de la Biblioteca Británica, son los que ahora serán publicados, para disfrute de todos los admiradores de Conan Doyle.
"The Narrative of John Smith" cuenta la historia de un cincuentón aquejado de gota y confinado a su habitación que se dedica a opinar sobre cualquiera tema -religión, literatura, guerra...- para todo aquél que quiera escucharle.
A lo largo del libro, escrito poco antes de la que hasta ahora se creía que era la primera novela de Doyle, "Estudio en Escarlata", recibe la visita de varias personas, desde generales jubilados a curas.
En el ama de llaves de Smith, la señora Rundle, "se puede ver a un prototipo de la parlanchina señora Hudson, la casera de Sherlock Holmes", según explicó al "Guardian" Rachel Foss, de la Biblioteca Británica.
Foss, encargada de manuscritos literarios modernos en esa institución, explica que la publicación de la novela inédita, de unas 150 páginas, arroja luz sobre la evolución literaria de Doyle, que empezó trabajando de médico, y de algún modo explica cómo llegó hasta su personaje más conocido, Sherlock Holmes.
Según la experta, "The narrative of John Smith" se pierde a veces "en términos de trama y personajes", pero lo interesante es que "da algunas pistas sobre las futuras historias de Sherlock Holmes".
"Nos revela de forma fascinante los primeros pasos en el desarrollo de Conan Doyle como escritor, su periodo de aprendizaje -añadió-. Representa su primer intento de hacer la transición de autor de historias cortas a novelista". 

De nuevo hablo con Ana Lucía pero esta vez es de CHINA

Y es que es interesante hablar sobre tan antigua cultura y aún más si esta de "estrenis" con su museo nacional en una misión patriótica: recordar a cada uno de sus visitantes que están en un país milenario que, aunque se ha visto amenazado varias veces, ha logrado mantener su cohesión y espíritu que hoy lo hacen merecedor de un trono dentro del grupo de potencias mundiales; Se acuerdan de Ana Lucía? creo que siiii... estuvo con una muestra de la cultura Inca en el Museo Nacional de China y me contó sus pormenores.
Desde 1959 la misión era clara: servir de refuerzo nacionalista. En ese entonces, su estructura comunista –que en China tiende a replicar el estilo romanesco de grandes columnas- albergaba dos museos: el de historia nacional y el de la revolución. Entre objetos arqueológicos y artísticos de la vieja China y retazos coloridos de la lucha impulsada por Mao Zedong, se narraba un imaginario coordinado por el timonel de la República Popular China, el Partido Comunista. Sin embargo la realidad fue más rápida que la historia y el museo adquirió un aspecto anacrónico que no cuadraba con la imagen de un país moderno de la era de Deng Xiaoping.


Entre cierres y aperturas intermitentes desde 1966, el museo fue finalmente cerrado en 2003, para una larga renovación que costó 400 millones de dólares. El pasado 1 de marzo, el museo reabrió al público y aunque con anterioridad se había pensado abrirlo durante los Juegos Olímpicos en 2008 o la celebración de los sesenta años de fundación de la República en 2009, ganó la precaución. La delicada narración histórica, basada en una detallada selección y deliberada omisión de eventos, fue más importante que estar abierto para descrestar.
Ambos museos fueron integrados en uno solo y que visto en conjunto transmite un mensaje aún más solemne: China es un país que gracias a la revolución conserva con orgullo sus 5.000 años de historia.
Tal misión no podía ser llevada a cabo en otro lugar diferente al centro de gravedad chino: la Plaza Tiananmen, en donde ocupa la mitad del costado este. Se encuentra al frente del Gran Salón del Pueblo, opuesto al mausoleo de Mao Zedong, diagonal al norte, al monumento a los héroes del pueblo y al sur, a la entrada de la Ciudad Prohibida y por supuesto, al enorme retrato –apacible y sonriente- de Mao.
Tampoco podía fallar en impresión y potencia. Fue construido y diseñado para ser el más grande del mundo, con 192.000 metros cuadrados. Martin Roth, director de los museos estatales de Dresden y consultor informal para el Museo, afirmó al New York Times que varias veces lo llamaron preguntando las dimensiones del British Museum y el Louvre, aunque este último lo supera contando los espacios exteriores.
La historia china se condensa en 40 galerías, más de un millón de objetos, de los cuales 2.520 son considerados “objetos preciosos” y 521 “objetos preciosos de primera clase”. Los museos históricos de otras ciudades fueron ordenados enviar sus más grandes tesoros –antiguos o modernos- a la capital.
Aunque ambos museos fueron fusionados, su distancia en curaduría es casi tan grande como los pasos que hay que dar desde una galería a la otra y que toman casi diez minutos. Una exhibición presenta la China antigua, iniciando con el hombre Yuanmou, de hace 1,700 millones de años, hasta la última dinastía, la Qing; la otra, la historia de China contemporánea, que inicia en el final de la Segunda guerra del opio en 1860 y llega hasta inicios de 2010.
Museo visto desde la plaza Tiananmen
Sin embargo, pasar de ver “Thriving southern capital”, pintura del 1.600 en donde se presenta la vida de un pueblo tradicional, a una foto de la celebración de los 60 años de la RPC en la que se ve un desfile masivo de tropas entrenadas y coordinadas es, al mismo tiempo, fascinante y contradictorio. Ambos elementos narran particularidades de la sociedad china, miles de personas condensadas en pequeños espacios y una peculiar forma de vivir, organizada en medio de un gran desorden. Sin embargo una obra entra como arte y la otra como propaganda. Y esto es quizá el atractivo más grande del Museo Nacional de China.
Es uno de los pocos museos del mundo que abiertamente se perfila como la síntesis de un artificio en la historia. Su parcialización es tan evidente que no tiene intención de ser sutil o aceptar contradicciones. Otros museos revolucionarios en el mundo cumplen este rol, pero pocos han mezclado objetos antiguos y modernos con tal intensidad para narrar la historia desde una misma mirada: la del Gobierno.
El paso por las dinastías es un recorrido de una lucha conjunta de etnias que se forjaron la meta de crear un gran país. Mongoles, tibetanos, han y uigures de la mano por la integración nacional. No hay conflictos, no hay enfrentamientos religiosos ni territoriales. Del mismo modo, los objetos chinos son presentados como los más grandes descubrimientos mundiales, aportes únicos a la humanidad. Cada objeto adquiere allí, un motivo que sirve para crear una visión conjunta de grandeza.
“El camino al rejuvenecimiento” como es llamado el recorrido de China contemporánea es la cúspide. En su prefacio se avisa: “la exhibición resalta la historia gloriosa de China bajo el liderazgo del Partido Comunista de China” y efectivamente lo es.
Las fuerzas imperialistas y el gobierno autocrático de la Dinastía Qing habían castigado a la nación. Los primeros rebeldes, mártires y líderes del pueblo son el ideal nacional y sus acciones llevan al visitante a recorrer rápidamente las décadas de luchas y revoluciones de forma valiente.
Las secciones dedicadas al Chairman parecen una reivindicación al padre de la patria, tan fácilmente olvidado en un país cada vez más monetizado. Su imagen, sonriente y pensativa, sobresale por encima de cualquier atrocidad cometida bajo su mando. No hay referencia a los 20 millones de muertos de hambre que dejó el “Gran salto adelante” ni explicaciones de los castigos injustificados durante la Revolución cultural. Un cuento amoldado a un discurso formal y rígido del Partido Comunista, incluso a pesar de que varios líderes dentro del Partido han reconocido estos errores pasados. Prima la versión de una nación que se “rejuvenece” y que comienza la verdadera lucha para salir de la miseria y la humillación.
Es un camino decididamente glorioso. Cuando se presenta en la línea cronológica el 1 de Octubre de 1949 –fundación de la RPC- el visitante llega al cielo. Pero no azul sino rojo. Bandera enorme, escudo imponente, un gran retrato de Mao dando su discurso a la plaza y hasta el mismo micrófono con el que habló. La única gran ventana en toda la exhibición estratégicamente se encuentra allí y desde ahí se puede ver directamente la misma plaza que se replica en la sala. La historia es real, existe, y aún se siente. Sino se cree, solo basta con mirar hacia fuera.
Los sesenta años de la RPC se presentan como un camino de evolución y pujanza. La fuerza del orgullo nacional es tal que los visitantes generales del museo esbozan sonrisas de vez en cuando: cuando ven las armas capturadas a las fuerzas japonesas en Nanjing, cuando ven los uniformes destrozados del ejército francés, cuando ven el barco con el que se transportaron los soldados del Ejército de Liberación del Pueblo. Luego, la tecnificación. Sonrisas de gente trabajadora, industrialización del país, exploración científica, construcción de grandes obras y los primeros productos hechos en China. En adelante, un futuro pujante de un país que comienza a convertirse en actor internacional. Presidentes, regalos diplomáticos y acuerdos internacionales. Cambios económicos y cambios políticos que configuraron la China que hoy en día logró amoldar las prácticas mundiales a sí misma, sin perder sus propias características.
Es un recorrido por la historia que cumple lo que se promete al inicio de la exhibición: “La Nación china está de pie firmemente al este, frente a un futuro brillante de gran rejuvenecimiento. El sueño tan deseado y las aspiraciones del pueblo chino muy seguramente se harán realidad”.
En su libro guía se habla de la fuerza de China y su independencia comercial, monetaria y socialmente del mundo, desde cuando era una unión de imperios. Actualmente (y hasta Octubre) se encuentra una exhibición de piezas de los Incas del siglo I al VII y que presentan figuras con definitivo parecido chino. Durante la inauguración de esa exhibición –a la que asistió el Ministro de Cultura de Perú- se resaltó la estrecha cercanía entre ambas naciones, desde épocas tempranas. La sugerencia que quedó en el aire fue la propuesta de una revisión histórica a los primeros visitantes de América. ¿Si puede reescribir la historia de su país, por que no puede hacerla con otros en su propio museo?

Fue reabierto este año; y solo hasta marzo fue abierto al público. Y de nuevo, lo grande. 8000 personas diarias hacen filas enormes, de horas de espera, para reclamar un tiquete gratis. Si se quiere evitar la cola, entre por la puerta de atrás y pague 10 RMB (1.5 US). Mares de gente para ver lo que precisamente se les ha prometido: la historia nacional y el resumen de más de 4,000 años de historia.