miércoles, 28 de septiembre de 2011

Tremenda historia, y no es fantasía: El cuaderno de Rutka

Bajo la ocupación nazi en Polonia y la segunda guerra en todo su torrente de ejecución; una niña de 14 años polaca y judía se aferró a su diario y a la esperanza de que un día la guerra terminase. ahora después de sesenta años, sólo quedan sus palabras.
1939, Rutka Laskier



Palabras sencillas sobre el descubrimiento del amor y el deseo, pero también palabras terribles de dolor, de miedo, ante la negra sombra que se estrechaba sobre ella.

Rutka Laskier, con sus catorce añitos nos cuenta en su pequeño diario lo que le gusta y lo que no sin ninguna pose ni adornos. 

Anne Frank
Otra Anne Frank? En realidad, no. Empezando porque Anna era judioalemana y vivió en Holanda, en su  diario íntimo, dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó ocultándose, con su familia y cuatro personas más, de los nazis en Ámsterdam (Países Bajos) durante la Segunda guerra mundial. Su familia fue capturada y llevada a distintos campos de concentración alemanes. El único superviviente de los ocho escondidos fue Otto Frank, su padre. Anne fue enviada al campo de concentración nazi de Auschwitz el 2 de septiembre de 1944 y, más tarde, al campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murió de tifus el 12 de marzo de 1945, pocos días antes de que éste fuera liberado. En 1947, apenas dos años después de terminada la guerra, Otto Frank publicó el diario bajo el título “La casa de atrás” (en neerlandés, Het Achterhuis).

1938, Rutka y su hermano Henius
Rutka  no es una niña escondida, no espera nada. Está al corriente. Sabe que todos morirán, como lo saben sus amigos con quienes pasea por las calles del gueto. Sabe que su muerte lleva el nombre de Auschwitz.

Auswchitz, en las afueras de Cracovia, una de las dos grandes ciudades polacas, muy cerca de Bedzin. Conoce todo sobre las cámaras de gas. Día a día ve desaparecer a familias enteras y la muerte violenta infligida al alzar en las calles, como la de aquel niño con el cráneo aplastado o la del anciano que yace en el suelo.

Escribe tan desgarradoramente en un párrafo y que deja demasiadas cosas que pensar aún hoy después de tantos años y en mentes sensiblemente humanas:

 “Dios mío, ¡ay, Dios mío!, ¿Qué será de nosotros? Bueno, Rutka, has debido de volverte completamente loca: ¡clamas a Dios, como si existiera!  Si Dios existiera no permitiría que seres humanos fuesen arrojados vivos a hornos crematorios… pero todo esto no es nada mientras nos libremos de Auschwitz… del final… ¿Cuándo llegará?”.

Este trozo de su vida es cruel, es triste, es melancólico pero la muestra viva, se agarra a la existencia dentro del gueto, de donde no puede salir.

Portada del pequeño libro
Esta hermosa niña de rostro racial, mirada decidida, intransigente, habla con Stanislawa Sapinska, una joven polaca, seis años mayor que ella. Le dice en secreto que esconderá su cuaderno debajo de un peldaño de la escalera de la casa donde vive, que pertenece a los padres de Stanislawa, pero los nazis la requisaron en 1940, cuando crearon el gueto.

Así hoy, más de sesenta años, este cuaderno sale a la luz pública. Tal como habían acordado, cuando Rutka se fue, Stanislawa lo encontró y lo guardó en un cajón, igual que se guarda un anillo, una pulsera, el recuerdo de una amiga perdida para siempre.

He leído sobre el holocausto, sobre los judíos, sobre Anne Frank  había dejado el tema a un lado, guardado en mi memoria, la vida lo hace a uno mirar para diversos lados; ahora a mi hija le gusta también las historias de la Segunda guerra mundial y por casualidad ella se encontró en la librería este pequeño libro de pasta amarilla y con un retrato de Rutka. Al ver su foto el recuerdo de Anna Frank vino como rompecabezas a mi mente. Lean el cuaderno, conozcan a Rutka, una hermosa niña, valiente, fuerte para su edad, diría que madura, directa y frentera pero tenía miedo y lo describe sin ningún adorno y así como describe su temor describe la esperanza y la percepción del exterminio inminente:

“ Voy a intentar describir los hechos de ese día para poderlo recordar dentro de unos años, si no me deportan, por supuesto”.

 

El manuscrito de Rutka está en el
Museo del Holocausto Yad Vashen - Israel.

martes, 27 de septiembre de 2011

94. Que profunda emoción. 그 깊은 감정


En una charla con mis dos hijos y mi esposo, sacamos a relucir las ilusiones que ellos como adolescentes nuevos tienen: conocer amigos, salir a jugar a la calle, conocer la niña que le gusta o el niño que le gusta a ella, en fin luego de escucharlos hice un retroceso en el cuarto ya a solas con Jhon Jhon y nos pusimos a ver nuestra adolescencia, si teníamos cosas en común entre nosotros y ellos, y en definitiva son las mismas cosas, son las mismas incertidumbres, las mismas ilusiones y sueños pero ahora, en este momentos son ellos dos los protagonistas y me emociona muchisisisismooooo.

 두 아이 남편과 이야기에서, 우리는 새로운 십대 환상을 조명에 도착, 당신이 좋아하는 여자 또는 소년 위해서는, 그것을 좋아하는 알고, 친구를 만나서 나가서 거리에서 재생 전 존 과 함께 방을혼자 실패 이후 듣고 우리는 우리와 그들 사이에 공통점 것들이있다면 우리는 청소년을 참조하기 시작하고, 궁극적으로 같은 일들이, 같은 불확실성, 동일한 기대하고 있습니다  순간 꿈은 있었지만, 지금은  선수가되고 나는 흥분.





Creo que al pasar por los 36, yo ya tengo dos más damos  un giro existencial y vamos viendo llegar la mediana edad  nos hacemos conscientes, de repente, de que la vida no va a durar para siempre. Ya no hay tiempo para equivocarnos ni para aplazar decisiones, no hay tiempo para relaciones que no llevan a ninguna parte ni para estancarse en situaciones que nos agobian. A partir de ahora, debemos convertirnos en instrumentos de precisión, concentrados exactamente en lo que queremos hacer y siendo la persona que deseamos ser. La curva que vamos formando hacia la mediana edad es una segunda oportunidad, una llamada del alma para recuperar todo aquello que perdimos en el camino. Podemos ignorarla y pasar los años que nos quedan repitiendo  y lamentando los dramas del pasado. Pero también podemos escucharla y empezar a brillar con luz propia. Con la perspicacia y la cálida sabiduría podemos conducirnos por las diversas facetas que nos ayudaran a vivir la madurez en todo su esplendor.
Para ello, debemos aprender a sanar el pasado y hacernos  responsables de nuestra propia biografía, a no hacer oídos sordos al dolor y utilizarlo para expandir nuestra conciencia; a reencontrarnos y a correlacionarnos con la naturaleza; a descubrir que la libertad de los hijos y su crecimiento interno también nos libera. Y finalmente, aprenderemos a amar no desde el miedo ni desde la necesidad, sino sabiendo que ningún otro ser humano podrá suprimir nuestro dolor.
Sin duda, madurar significa aceptar que la vida quizá no era tan perfecta como habíamos creído, pero también que puede ser aun más fabulosa en aspectos que ni tan solo hemos llegado a conocer.

  

domingo, 18 de septiembre de 2011

El último zar de todas las Rusias y su familia

La historia de la Familia  Romanov, vuelve a surgir en mi mente por que me llegaron unos escritos actuales que me hicieron volver sobre mis años de adolescencia cuando me interesó la gran Rusia y su historia, leía libros de los grandes autores Fedor Dostoyevski, Antón Chejóv, Maxim Gorki, Aleksandr Pushkin, Nikolái Gógol, Ayn Rand, Lev Vygotski, Boris Pasternak, Leonid Andréyev, Agnia Kuznetsova, Irene Nemerovsky,  León Tolstoi, me leí cuatro veces la historia de Catalina la Grande y si que fue grande(Ahora el libro está en la biblioteca de mi hija, la cual, es una asidua lectora); descubrí por mi profesora Ruth de literatura del grado séptimo  la historia de Nicolás y Alejandra con sus hijos; con decirles que busque por toda la ciudad donde aprender ruso pero tan solo encontré un centro donde iban los interesados en las ideas comunistas de la época y mi mamá me prohibió ir, iba a la biblioteca del colegio que era grande encontré uno que otro texto, mi mamá me compraba las revistas de national geographic, en algunos números leía partes de la historia, iba a la biblioteca departamental  y así me la pasé; ya en la universidad encontré más retazos de la historia rusa pero para el año 1991 escuché sobre el hallazgo de una tumba, y las historia sobre la supervivencia de una de la grandes duquesas luego de muchos  años me enteré de la otra tumba hallada y  así pude darle fin con satisfacción a mi seguimiento sobre la historia y la literatura que sobrevive a esta familia. Tengo un ejemplar en ruso de Ekaterina Kuznetsova (Ekatepnha Ky3hepnha) pude practicar el idioma y muy increíblemente me documenté sobre la historia más emblemática de la Rusia zarista, de la Rusia que escondió por el régimen su propio pasado y que hoy da muestras al mundo de sus raíces.

El Zar Nicolás II y su familia
 La Dinastía Romanov, fue una dinastía rusa establecida en Moscú desde el siglo XVII, que accedió al trono en 1613 con la entronización de Miguel I, hijo del patriarca Filareto (primo de Fiodor I de Rusia) y rigió el país hasta que la revolución de febrero de 1917 obligó al zar Nicolás II a abdicar.
La familia Romanov
La dinastía Romanov comenzó en 1613 cuando Mijail Feodorovich fue electo soberano de toda Rusia. La dinastía llegó a un final brutal 304 años después con el asesinato de Nicolás II por los Bolcheviques.
Nicolás II tenía una débil personalidad y no estaba preparado para su futuro puesto como Zar. Este hombre, quien solamente le inspiraba su tranquila vida familiar, se convirtió en la cabeza de un enorme estado lleno de cambios después de la muerte de su padre. El no tenía anticipado tal cambio en Rusia y siempre reaccionaba bajo presión de los eventos, demasiado tarde, o torpemente. Además, él era consciente del principio santo de su misión y que siempre defendería la monarquía cuando las concesiones fueran inevitables.
La familia imperial rusa
La esposa de Nicolás II era nieta de la Reina Victoria de Inglaterra, Princesa Von Hesse, quien se convirtió en Alejandra cuando se unió a la Iglesia Ortodoxa en preparación para su boda. Ellos tuvieron cinco hijos: las Grandes Duquesas Olga,Nikolaievna Romanova (22 años cuando muere), Tatiana Nokolaievna Romanova (21 años de edad  cuando es ejecutada), María Nokolaievna Romanova (19 años cuando fallece), Anastasia Nokolaievna Romanova (17 años cuando es ejecutada), y el Zarevich Alexis Nokolaievich Romanov (13 años cuando lo matan).
Resto encontrados en 1991
Las Grandes Duquesas: Olga, Tatiana, María y Anastasia
El reinado de Nicolás II comenzó con varias notas siniestras: Cuando la futura zarina Alejandra apareció por primera vez oficialmente en Rusia durante el funeral de Alejandro III, personas dijeron: «Ella llega detrás de un ataúd, ella traerá mala suerte». Una señal para marcar la coronación de un nuevo Zar, era la tradición rusa de ofrecer comida y bebidas a la gente. Cuando Nicolás llegó al trono, cerca de 700.000 personas estuvieron reunidas en el Jodynskoe para celebrarle, pero una estampida ocurrió matando a 2000 personas.
Los soldados imperiales manejaron esta impresión nueve años después cuando abrieron fuego sobre un grupo de 120.000 trabajadores quienes habían marchado hacia el Palacio de invierno a protestar por las condiciones de los trabajos. Murieron miles de personas tiroteadas en esa masacre, por eso a ese domingo se le denomina Domingo rojo.
Casa Ipatiev 1917
Nicolás, como resultado, introdujo una constitución y creó un parlamento, La Duma, para dar a la gente una voz, pero las medidas fueron demasiadas tímidas y muy tardías. Los disturbios continuaban en Rusia; un eco de desorden sobre la escena del mundo en el cual estaba a punto de brotar la Primera guerra mundial. Al principio, los rusos vieron su participación en la batalla contra Alemania como heroica, pero mientras el número de víctimas se elevaba, la opinión pública se puso en contra de la continua participación en el conflicto y en contra de la esposa de Nicolás II, Alejandra.
Sótano donde fueron fusilados
El gobierno de Aleksandr Kerrensky inicialmente retuvo a la familia imperial bajo arresto domiciliario en su palacio. Sus primeras intenciones eran mandarlos en exilio a Inglaterra, pero el gobierno no podría seguir haciéndole frente al crecimiento de poder de los bolcheviques. Para el invierno de 1917, los bolcheviques habían prevalecido sobre los mayores grupos revolucionarios y tenían bajo su control Moscú y San Petersburgo. Muy pronto, establecieron un gobierno.
Los bolcheviques asesinaron a la familia real en la ciudad de Ekaterinburgo (Urales) en 1918.
Durante años se especuló que la Gran Duquesa Anastasia, una de las hijas de Nicolás, había sobrevivido a la revolución. Incluso una mujer llamada Anna Anderson alegaba que ella era Anastasia. Aunque mediante la técnica de análisis de ADN mitocondrial se descartó que esta mujer fuera la princesa.
CAPITILO ESENCIAL.-
Tumba del último zar de Rusia
El Informe Yurovski, un informe de los hechos remitido por Yurovski a sus superiores bolcheviques tras la ejecución, fue encontrado en 1989. Según el informe, la noche de la masacre la familia fue despertada y se solicitó que se vistieran. Cuando preguntaron la razón, se les informó que iban a ser trasladados a una nueva ubicación por su seguridad, por la proximidad del Ejército Blanco a  Ekaterimburgo y la violencia que ello podría conllevar. Una vez vestidos, la familia y un reducido círculo de sirvientes y ayudantes (el doctor Sergéi Botkin, la doncella Ana Demídova, el cocinero Iván Jaritonov, el lacayo Alekséi Trupp y un perro) fueron llevados a uno de los sótanos de la casa, y se les pidió que esperaran con el pretexto de que iban a hacerles una foto antes de partir. A Alejandra y Alexis se les permitió sentarse en sillas, a petición de la zarina, con la condición de que estuvieran vigilados por guardias. Pasados los minutos, entraron en la habitación los ejecutores comandados por Yurovski. Sin preámbulos levantó el revólver y declaró al zar que el pueblo ruso lo había condenado a muerte. El zar alcanzó a balbucear: "¿qué?" y se giró hacia su familia en el momento en que Yurovski le disparó a quemarropa un tiro en la cabeza. Cuando el zar cae muerto, la zarina y su hija Olga tratan de hacer el signo de la cruz, pero son asesinadas con la primera ráfaga de los ejecutores, al recibir disparos en la cabeza. El resto de la familia imperial es asesinada con la siguiente ráfaga, a excepción de Ana Demidova, la criada de Alejandra. Demídova sobrevivió a la ráfaga inicial pero fue rápidamente rematada a bayonetazos contra una de las paredes del sótano, mientras intentaba protegerse con una almohada, repleta en su interior de joyas y piedras preciosas.
El Informe Yurovski añadía que una vez el humo de los disparos permitió ver el resultado de la ejecución con más claridad, se descubrió que algunas de las balas de los ejecutores se habían quedado incrustadas en los corsés de algunas de las Grandes Duquesas. Esto se debía a las joyas y piedras preciosas que las muchachas habían cosido dentro de sus ropas, para evitar que sus captores se las quitaran, involuntariamente les habían servido de armadura contra las balas. Yurovski escribió que Anastasia y María se acurrucaron contra una pared con las manos en la cabeza, antes de ser alcanzadas por los disparos. Sin embargo otro guardia, Piotr Yermakov, le explicó a su mujer que Anastasia había sido rematada a bayonetazos. Cuando llevaron los cuerpos fuera, una o más de una de las chicas empezaron a llorar, y fueron rematadas con golpes en la cabeza, según escribió Yurovski.
Al parecer, los verdugos tenían instrucciones de mutilar y esconder los cuerpos para que no pudieran ser reconocidos. «Algunos de los huesos estaban quemados», informe de la última investigación a finales del siglo XX a cargo del Instituto de Medicina Legal de Innsbruck (Austria), que ha estudiado los restos. «Las muestras estaban gravemente descompuestas y mostraban signos que pueden explicarse por agresión química» como ácido sulfúrico.
La ocultación de los cadáveres alimentó las especulaciones sobre la posible supervivencia y fuga del zarevich Alexis o alguna hija del zar. En 1991 se hizo público el hallazgo de una fosa en Eaterimburgo con restos que podían ser de la familia del zar. Los análisis genéticos demostraron entonces que se trataba de huesos y dientes de nueve personas: el zar Nicolás II, la zarina Alejandra, tres de sus hijas y los cuatro sirvientes. Lejos de apaciguar los rumores, el hallazgo alimentó nuevas especulaciones al no haberse encontrado a la cuarta hija del zar ni al zarevich Alexis.
En julio del 2007 se encontró una segunda fosa con más restos a unos 60 metros de la primera. Los análisis genéticos de estos nuevos restos son inequívocos. Según los resultados presentados en Plos One, se trata de huesos y dientes de dos personas. Una es un chico de entre 12 y 15 años con un cromosoma Y igual que el del zar Nicolás II y un ADN mitocondrial igual que el de la zarina Alejandra: sólo puede tratarse de su hijo, el zarevich Alexis, ejecutado a los 13 años. La otra persona es una chica de entre 15 y 19 años con un ADN mitocondrial igual al de la zarina y sus otras tres hijas halladas en 1991: tanto podría ser Anastasia —que tenía 17 años— como María — que tenía 19.
Para asegurarse de que los restos son efectivamente de la familia imperial rusa, los investigadores han cotejado el ADN mitocondrial de la zarina y sus hijos con los del duque de Edimburgo —consorte de la reina Isabel de Inglaterra— y han confirmado que coinciden. Han cotejado el cromosoma Y del zar y el zarevich con el de un descendiente vivo de la familia y han confirmado que también coinciden. Y han cotejado el ADN del zar con el de una mancha de sangre que quedó en la camisa que llevaba cuando fue atacado en Japón en 1891 y que fue conservada como reliquia: la coincidencia es total.
«Misterio resuelto: ningún miembro de la familia sobrevivió a la ejecución en la madrugada del 17 de julio de 1918».




sábado, 17 de septiembre de 2011

93. Para toda Colombia que está de celebración este sábado, - 모든 콜롬비아, 어떤은 이번주 토요일 축하합니다

Quiero ser en tu vida
algo más que un instante
Algo más que una sombra,
Más que un recuerdo
y que una sola verdad
Ser el principio y el fin,
 ser una eterna amistad.

Un alegre y feliz día de amor y amistad
사랑과 우정의 행복, 행복 


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Visita interesante en Bogotá:

El reconocido crítico e historiador del arte, Hal Foster está por estos días de septiembre en la Biblioteca Luis Ángel 
Arango, dictando la cátedra “La primera edad del Pop Art”
Hal Foster empieza su carrera en la efervescente escena artística norteamericana de finales de los años 70. Tras estudiar en Princeton, el autor se inicia como crítico para la revista Artforum con un éxito inmediato: los textos allí publicados lo convertirían rápidamente en una de las figuras más importantes dentro del circuito artístico Neoyorquino. La fuerza y profundidad teórica de sus escritos tempranos lo llevarían a editar la revista Art in america de 1981 a 1987 y a editar en 1983 dos libros de ensayo que a la postre se convertirían en clásicos del arte contemporáneo: The Anti-Aesthetic: Ensayos sobre cultura posmoderna (1983) y  Recordings: Art Spectacle, Cultural Politics.

Foster obtiene en 1991 un Ph. D. de la universidad de New York por su disertación sobre el surrealismo bajo la dirección de la reconocida crítica e historiadora del arte Rosalind Krauss. Además de desempeñarse como profesor en las universidades de Cornell y Princeton, en las que actualmente es maestro de Arqueología e Historia del Arte, Foster se desempeña como editor de la revista de arte October y escribe los libros Compulsive Beauty (1993), The Return of the Real (1996),Design and Crime (and Other Diatribes) (2002), y Prosthetic Gods. Junto a distintos críticos, entre los que se encuentra también Rosalind Krauss, escribe el libro Arte desde 1900: Modernismo, Antimodernismo, Posmodernismo (2004), posiblemente uno de los más importantes sobre la historia del arte en el siglo XX.
 Con la cátedra “La primera edad del Pop Art” el autor busca indagar en las implicaciones ideológicas e históricas del pop art. Al respecto afirma: Si el momento del pop demostró que la era de la máquina estaba hipnotizada por una razón instrumental, y nosotros vemos que el momento del pop fue absorbido por una euforia de los medios de comunicación, ¿Cuál se podría revelar que es nuestra ideología dominante?

中秋黨或“ - La fiesta de medio otoño o "zhongqiujie",


El otro día cuando estábamos en un pequeño conversatorio surgió Yang Xiao, un profesor de origen chino hablando de una festividad de su país, la cual, se perderá este año pues no pudo viajar para esa fecha. Nos hablo de una gran celebración familiar  que acontece el decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar, en el que la luna brilla con mayor intensidad y cuando la estación otoñal está a mitad de concluir.
Es  la fiesta de medio otoño o "zhongqiujie", noche en la que los chinos admiran la luna, se reúnen en familia, y compran y regalan los tradicionales pasteles de luna o "yueping". Este año fue  en la noche del lunes 12 de septiembre.
Nos empezó a relatar en un perfecto coreano la historia: En la antigua China, durante este festival se agradecía a los dioses y se rogaba por una buena cosecha durante todo el año; los antiguos mandarines acostumbraban contemplar la luna durante la noche, y recitar poemas y cantar canciones.
Ellos le cantaban a Chang'e, esposa de Hou Yi, que según la leyenda habita en la luna desde que se bebió el brebaje que la reina de los mundos celestes regaló a su esposo por haber extinguido nueve de los diez soles que había en el mundo y que, afectaban la cosecha de la tierra.
El brebaje, que hubiese vuelto inmortal a Hou, causó que Chang'e abandonara la tierra y se quedara en la luna para siempre, junto a un conejo de jade que vive preparando medicinas y Wugang, leñador que, al buscar ser inmortal, ofendió a los dioses y fue castigado a permanecer ahí cortando un árbol que nunca deja de crecer.
Así fue como Chang'e se convirtió en la diosa de la luna y es a la que los chinos, hasta nuestros días, cantan y admiran en una fiesta que a lo largo de los años se ha convertido en una reunión familiar, en la que además no puede faltar los "yueping".
Los tradicionales pasteles de luna son el anunció de la llegada y símbolo de esta fiesta.
Durante esta fecha los mercados y tiendas se llenan de cajas de "yueping" de variedad de precios y tamaños para satisfacer a sus clientes que, a pesar de que este año el gobierno chino les ha gravado con un impuesto, no dejarán de comprarlos.
El impuesto varía dependiendo del precio de cada uno de éstos y se deduce al sumar el costo del "yueping" al salario de cada ciudadano chino.
Los "yueping" son de distintos rellenos y sabores, los hay de fruta, de nueces, de soya roja, de yema de pato, de chocolate, de sésamo, de jamón y de muchos otros sabores; las cajas en las que guardan estos pasteles también son de muchos modelos y, en muchos casos, más costosas que los propios dulces.
Los "yueping" se venden en cajas, que pueden alcanzar precios astronómicos, pero también se venden por unidad, costando los más baratos entre de 3 y 5 yuanes (0,46 y 0,78 dólares).
"Yo suelo pasar la fiesta con mi familia y comer Yuebing, aunque este año, como estoy lejos tendré que mirar la luna solo y recibir las cajas por correo", relató Yang Xiao, algo nostálgico por no poder pasar, la noche del 12 de septiembre, día en el que este año se celebro el festival de medio otoño, con su familia”.
"La gente se siente a veces feliz,
a veces triste, se separa y se reúne,
como la luna, de forma redonda a creciente
, de creciente a redonda.
Ojalá todos puedan observar la luna juntos,
a pesar de que estén lejos",
reza el poema del gran Su Shi (1037-1101) en honor a la luna y a la unión familiar.

lunes, 12 de septiembre de 2011

92. El valor de las cosas...

Se cuenta que en el Siglo pasado, un Turista Americano fue a la Ciudad de El Cairo, Egipto, 
con la finalidad de visitar a un famoso Sabio. 
  
El Turista se sorprendió al ver que el Sabio vivía 
en un cuartito muy simple y lleno de libros. 
Las únicas piezas de mobiliario eran 
una cama, una mesa y un banco.

¿Dónde están sus muebles? preguntó el Turista.
 
 Y el Sabio, rápidamente, también preguntó: 
¿Y dónde están los suyos...? 
¿Los míos?, se sorprendió el Turista. 
¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso! 

Yo también... concluyó el Sabio.
 
  'La vida en la tierra es solamente temporal... 
sin embargo, 
algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente 
y se olvidan de ser felices'. 

'El valor de las cosas y los momentos
 
no está en el tiempo que duran, 
  sino en la intensidad con que se viven. 
 Por eso existen momentos maravillosos, inolvidables, 
 cosas inexplicables y personas incomparables.'