domingo, 7 de diciembre de 2014

Una tradición llena de luces, en Colombia la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María sigue más firme que nunca

Quimbaya, Quindio.
Diciembre es uno de los meses más esperados del año. Y no es para menos, con el llegan las vacaciones, la prima salarial y posiblemente familiares y amigos que desde hace mucho tiempo no se veían, y por último se ha dejado lo esencial de la vida: el NACIMIENTO DE AQUEL NIÑO, que es la luz, que es la alegría y la esperanza. 

Este último mes del año trae consigo desde 1.854 la celebración católica de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y por ende encender velas, lo cual, por lo general, se hace la noche del día siete víspera del día de la Virgen, esta costumbre en un principio religiosa es importante decir que se da sólo en Colombia y marca el inicio de las fiestas decembrinas. La fiesta tiene un origen sumamente religioso y su historia inicia en el año de 1.854 cuando el papa Pío IX, declaró el ocho de diciembre como el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y miles de fieles encendieron velas y faroles como apoyo a esa decisión tomada por el Sumo Pontífice. 

De igual manera y de acuerdo con la religión católica, prender luces también es una manera de expresar y reafirmar la pureza de María.

Desde ese entonces y hasta ahora, la tradición sigue intacta y por eso niños, jóvenes y adultos se reúnen con sus familias para encender velas. 

Sin embargo, cada persona le da su toque a esta actividad. por ejemplo, están quienes fieles a su fe encienden las velas para darle la bienvenida a la Virgen María. Otros para pedir luz y cambio en sus corazones  y no se quedan atrás quienes lo hacen para agradecerle a Dios y a la vida la oportunidad de estar disfrutando una vez más, de esta fecha tan especial.
Salamina, Caldas.

Por eso no importa la edad ni el estrato social de donde sea la persona, lo que vale la pena es la fe y la alegría que se le pone a esta actividad.

En nuestro país es común que cada ciudad encienda las velas de un modo particular. En Bogotá, la capital, aunque se hacen actividades en diferentes lugares, para que las personas asistan y puedan compartir con los demás ciudadanos, el punto principal de encuentro es la Torre Colpatria, la cual, es adornada con muchas luces. 
Bogotá, Torre Colpatria

De igual modo, se prenden velas y en las ventanas y puertas de las casas se cuelgan faroles, y algunas personas aprovechan para ir a dar paseos por los centros comerciales, muesos y tiendas. 

Por su parte, en Medellín, "La ciudad de la eterna primavera", se aprovecha el día de las velitas para encender todas las luces navideñas que han sido instaladas en los sitos públicos más concurridos y que durante muchos años se han caracterizado por ser llamativos,  especialmente en la Avenida del Río y el 
sector conocido como La Playa.

Y por supuesto los paisas también se unen a la inauguración de las luces y encienden en sus casas, velas de todos los colores y faroles con diversos motivos. 
Río de Medellín

Una de las celebraciones más bonitas es tal vez la que se hace en Quimbaya, Quindio, pues la creatividad y la imaginación no se hacen esperar al momento de diseñar artesanalmente las velas y faroles que se encienden ese día.  

Santiago de Cali, la llamada "Sucursal del cielo", también se ilumina; sus habitantes aprovechan la noche del siete para darle la bienvenida al alumbrado de la ciudad y para adornar sus casas con hermosos faroles que en muchas ocasiones son fabricados por ellos mismos. 
Calle de Santiago de Cali

En otros lugares del pacífico colombiano como Buenaventura y Guapi que tienen cercanía a los ríos, se acostumbra a decorar con luces las pequeñas embarcaciones como pangas y canoas, las cuales en medio de la oscuridad de la noche ofrecen un hermoso espectáculo mientras navegan por el río, a la vista de los habitantes del lugar.

En este iluminado día, todas las regiones colombianas dicen presente y se visten de luces en todos sus rincones. 
Aunque esta tradición es colombiana, 
muchas personas nacidas en este país 
y que se encuentran por fuera no pierden la oportunidad de encender velas y seguir conservando
 esta bonita costumbre que une a las familias. 

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