miércoles, 6 de julio de 2011

Las segundas partes son buenas, TEMA PARA ADULTOS...

Reciban un saludo caluroso y de bienestar, hace algunos días publiqué la nota literaria sobre el arte erótico del imperio romano, he recibido muchos correos, muchísimas gracias por sus lecturas. Algunas personas me sugirieron que publicará las fotografías arqueológicas PERO NOOOO… es mejor nuestra imaginación y ustedes pueden investigar y ver las fotos o si tienen la oportunidad de viajar a Pompeya, pues que se gocen las pinturas, frescos  y objetos con semblanza erótica originarios del lugar. 
PERO… a qué viene esto?
Pues andando en la investigación sobre el arte erótico romano tuve que ver el hindú y el japonés y como estuve de vacaciones con mi familia no pude publicar la otra nota literaria sobre el respectivo tema; AHORA SIIIIII…
Les cuento que tampoco voy a colocar fotografías. En el arte japonés erótico existen grabados en madera fascinantes que resultan demasiado modernos para la época de su elaboración, estoy hablando de los siglos XVII y XVIII.
Cuando los vi por primera vez me sedujeron por completo (Me estoy sonrojando). Los sexos desproporcionados, las vaginas desmesuradas y rezumantes, los falos descomunales servían para eso, para poner en evidencia que el goce se hallaba en los genitales, en el contacto sexual. Eran inspiradores, hermosos y sumamente descarados, hasta casi hacer burla de los “mangas” actuales o cualquier otra representación erótica o pornográfica de hoy en día.
Luego esta la belleza del trazo, del dibujo, la alegría de las composiciones, que dotan a la escenas de valor artístico, de una originalidad inmensa para la época en que fueron pintados.

Los grabados shunga son una clase de ilustraciones ukiyo-e (impresos grabados en madera) producidos en Japón durante los siglos XVII y XVIII. La palabra shunga significa imagen de primavera, eufemismo utilizado para referirse a las relaciones sexuales. El culmen de estas ilustraciones japonesas eróticas se encuentra en el periodo Edo (siglo XVII-XIX) y solían utilizarse como guía sexual para los hijos e hijas de las familias que podían pagar estos pergaminos. Los japoneses guardaban estas ilustraciones junto a los muebles nupciales de la pareja.

El ukiyo-e, era una producción centrada en lo comercial, dedicada y dispuesta a satisfacer la demanda de materiales impresos, tanto literarios como visuales, de una amplia masa popular que consumía estas obras de manera muy similar a como hoy se consumen los libros y películas eróticas. Debido a aspectos de su estética fueron muy populares en Occidente a partir del siglo XIX. Son dibujos de una modernidad asombrosa, donde la mujer aparece no como un mero objeto erótico, sino que se muestran como amantes activas cuyo placer se halla al mismo nivel que el de los hombres y son complacidas. La diferencia con los grabados hindúes  del Kamasutra es la obscenidad y la pasión que producen las imágenes, con una estética que nos resulta mucho más cercana a nuestro tiempo.
Las ilustraciones japonesas o ukiyo-e, muestran escenas de la vida nupcial del Japón del siglo XVIII. Entre las que no se enseñaban al público y quedaban escondidas para ser vendidas en secreto por importantes cantidades de dinero, las había que recreaban infidelidades, vouyerismo, masturbación, orgías, mujeres acariciando falos, hombres acariciando clítoris y vaginas, e incluso actos homosexuales.

De alguna manera, uno descubre que nada se ha inventado en nuestro tiempo, y que, en el fondo, las pasiones de esa humanidad lejana en el tiempo y en su cultura nos muestran una cercanía excitante, un rubor erótico que invita a la risa, al amor, a la sensualidad y al sexo como elevada forma intelectual de goce, de comunicación, de antídoto frente la muerte en estos cantos a la vida que tanto nos hablan de los refinados usos de un pueblo.
Estas estampas de primavera, realizadas por el método xilográfico tuvieron gran repercusión en Occidente influenciando a algunos estilos como el Art Decó.


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