viernes, 12 de julio de 2013

Hay un relato chino antiguo, conocido por la mayor parte de los asiáticos hoy en día:

Un viejo campesino cuyo único caballo se le escapó. Sabiendo que el caballo era el medio de procurarse la vida, sus vecinos vinieron a compadecerlo. "¿Quién sabe lo que es bueno o malo?dijo el viejo rechazando su conmiseración  Y en efecto, pocos días después retornó su caballo trayendo consigo un caballo salvaje. Los amigos del viejo vinieron a felicitarlo. Rechazando sus felicitaciones, dijo el viejo: "¿Quién sabe lo que es bueno o malo? Y, casualmente  pocos días después, cuando el hijo del campesino intentaba domar  el caballo salvaje, fue tumbado y se quebró una pierna. Los amigos vinieron para expresar su pesar por el infortunio del hijo: "¿Quién sabe lo que es bueno o malo?, dijo el viejo. Pasaron unas semanas y el ejercito llegó a la aldea para reclutar los hombres aptos para librar la guerra contra la provincia vecina, pero como el hijo del viejo no estaba apto no tuvo que enrolarse.



Esta historia, que puede continuar
 hasta que la paciencia del público lo aguanta, 
es una postura oriental fundamental hacia la vida.
 El mundo está en un constante cambio y 
está lleno de contradicciones. 
Para comprender y apreciar un estado
 de cosas se requiere su contrario, 
lo que parece ser verdadero
 ahora puede ser lo contrario de lo que parece ser.



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