domingo, 1 de julio de 2012

50 años después, la novela "La ciudad y los perros" de Mario Vargas Llosa sigue vivita y coliando...

Sigue siendo considerada un hito de la literatura hispanoamericana, ese mismo escritor que se convirtió en el enfant terrible del Boom y que hoy es un gran nobel.

París, 1960
La obra tuvo antes de llamarse  "La ciudad y los perros", dos nombres y fue rechazada por varias editoriales antes de ser publicada.

Cuando puso el punto final a su novela durante el invierno parisino del 61, el autor sintió el alivio de culminar un proceso que lo había obsesionado años atrás cuando en su Lima natal  decidió convertirse en escritor pero de seguro no pudo sospechar que su opera prima lo convertiría en el "enfant" terrible de la literatura hispana y que inauguraría una nueva narrativa en el contexto de este lado del mundo.

Un año después, la novela recibía el premio Biblioteca Breve Seix Barral, en Madrid, causando revuelo entre la crítica y el medio editorial, no sólo por lo que representaba individualmente, sino porque ubicaba a Vargas Llosa como parte del Boom Latinoamericano.

Ese mismo año el argentino Julio Cortázar publicaba "Historia de famas y cronopios"; Carlos Fuentes editaba sus novelas "Aura" y "La muerte de Artemio Cruz" y salía a la luz "La mala hierba " de Gabriel García Márquez.

"La ciudad y los perros" fue un hito en las novelas de formación; su trama aborda el mundo juvenil construido desde las propias vivencias del autor cuando fue estudiante del colegio militar Leoncio Prado ubicado en Lima, Perú.

La novela se propone revelar una época tanto en Perú como en América Latina, pero tiene a la vez el espíritu juvenil y de la represión de la libertad. De cierta manera, la obra identificó ese espíritu de los movimientos juveniles que desembocaría después en "Mayo del 68".

Los orígenes de esta novela han sido ampliamente documentados, Varga Llosa viaja en 1958 a España gracias a una beca fue entonces cuando pudo iniciar el arduo proceso de su escritura el cual, culminó a fines de 1961 en París. El resultado fue un borrador con el titulo "Los impostores" con cerca de 1.200 páginas que ninguna editorial quería publicar, de tajo la rechazaron después Vargas Llosa envió de nuevo la novela a la misma editorial bajo el nombre de "La morada del héroe"; si bien los nombres respondían al espíritu de la novela, al parecer el escritor peruano no estaba totalmente convencido del titulo, pasaría al titulo final por el apodo que se les daba a  los cadetes del colegio militar.

Lo que si fue un hecho fue el suceso literario en que se convirtió; sobre su primera novela Mario Vargas Llosa fundó su prestigio como escritor, gracias al estilo y las audacias narrativas con que la escribió, tenía tan solo 26 años.





 


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