martes, 24 de enero de 2012

Escultura primitiva y mágica con dimensiones inimaginables, Lalibela- Etiopía.

Es un placer encontrar sitios espectaculares que lo dejan con la boca abierta y que nos invitan a pensar en la mano del hombre como extensiones de su imaginación y poderío. 
Petra, la ciudad nabatea ubicada en Jordania, es el extraordinario caso de una ciudad que no fue construida sobre la superficie rocosa, sino tallada en la piedra. Aunque es el ejemplo más famoso de esta técnica, no es el único. En Lalibela, la ciudad monástica de Etiopia, existe un conjunto de iglesias talladas en la roca basáltica rojiza. Se trata de los únicos vestigios de la restantes de la dinastía Zague, que gobernó la zona entre 1157 y 1270 d.C.
Los templos se dividen en dos grupos principales separados por una representación arquitectónica del Río Jordán.  Están comunicados entre si por un sistema de pasajes, túneles y trincheras. Una cruz también tallada en la piedra, marca el inicio del recorrido por estos templos, cuya disposición pretende emular el camino de Tierra Santa.


Lalibela, "la Jerusalén Negra", "La Petra de África", es una pequeña ciudad situada a 2500 m de altitud, donde viven 50.000 personas básicamente de las limosnas, una agricultura de subsistencia y el turismo. A pesar de ser el primer destino turístico de Etiopia, la ciudad permanece increíblemente anclada en el pasado, y hasta hace solo unos años no había electricidad ni agua corriente, y hoy día aún no hay gasolineras, farmacias, ni bancos.
Es famosa por su conjunto de once iglesias excavadas en roca a ambos lados del río Jordán, de finales siglo XI y principios del XII, labradas en piedra arenisca. La inapreciable ayuda de los ángeles, que trabajaban en las horas de oscuridad, permitió terminar la construcción en tan solo veinticinco años. Hay más de 500 sacerdotes y diáconos y 200 monjes que, siguiendo las estrictas leyes del Levítico, ayunan 245 días al año durante los que sólo comen un puñado de trigo tostado.
Múltiples leyendas rodean su origen. Una de ellas afirma que durante su exilio en Jerusalén, el rey tuvo una visión que le llevó, ya de regreso en su patria, a construir una segunda Jerusalén para el cristianismo copto. Incluso hay un arroyo llamado Jordán y una tumba de Abrahám.
Cerca de las iglesias se encuentran el monasterio de Ashetan Maryam y la iglesia de Yemrehana Krestos, del siglo XI, construida al estilo axumita, albergada en una cueva.
Al norte se encuentran las iglesias de Biet Medhani Alem (Casa del Salvador del Mundo), Biet Mariam (Casa de María), Biet Mascal (Casa de la Cruz), Biet Denagel (Casa de las Vírgenes Mártires), Biet Golgotha (Casa del Gólgota) y Biet Mikael (Casa de San Miguel); al sudeste, Biet Amanuel (Casa de Emmanuel), Biet Mercoreos, Biet Abba Libanos, Biet Gabriel Rafael (Casa de Gabriel y Rafael) y Biet Lehem. Separada de las demás, al oeste, se encuentra Biet Ghiorgis (Casa de San Jorge), la mejor conservada.
Biet Medhani Alem, la más alta y extensa del grupo, es una reproducción de la catedral de Santa María de Sion de Aksum, destruida en 1535 por los invasores musulmanes. Desprovista de pinturas, está dividida en cinco grandes naves. Alberga la Cruz de Lalibela, y posiblemente es la 
mayor iglesia monolítica del mundo.
Contrariamente a ciertas teorías, los templarios no participaron en la construcción de estas iglesias; existen abundantes pruebas de que fueron obra exclusiva de la civilización etíope medieval.


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