viernes, 19 de abril de 2013

Parte 3: No es por religión...


CUEVAS DE MOGAO,
 las grutas de la fe.
 CHINA tiene un paraíso con miles de Budas cautivantes en un oasis de la Ruta de la seda.-


Las cuevas de Mogao  son un conjunto de 492 templos situados cerca de la ciudad de Dunhuang, en China. Se las conoce también como las cuevas de los mil Budas, las grutas de Mogao o las cuevas de Dunhuang.


Las cuevas de Mogao son el mayor ming-oi de Asia central, formando un conjunto de más de 400 templos, decorados con pinturas murales y donde encuentran miles de esculturas, manuscritos, etc. Estas grutas se encuentran en un importante enclave de la  ruta de la seda, que hasta la Edad Moderna y desde la  prehistoria fue una red comercial que llegó a comunicar en su época de esplendor el gran imperio chino y el imperio romano. Durante muchos siglos fue un importante centro de oración budista, posiblemente debido a su importante posición geográfica, que a pesar de que se encuentra en medio del desierto de Gobi, hizo que este enclave se convirtiera en la puerta occidental de China o del este asiático.

Dunghuang y sus santuarios sobrevivieron durante siglos hasta que en el siglo XX fue descubierto, o redescubierto, por los europeos. Es aquí, concretamente, en 1907 cuando Aurel Stein, junto al monje taoista, Wang Yuanlu, comenzaron las excavaciones en Mogao.

 

Pronto se descubrió una cantidad inimaginable de material, documentación en lenguas como el sanscrito, sodiano, tibetano y chino, entre muchas otras desconocidas. Abundantes pinturas murales budistas sobre papel o seda, que tenían gran importancia al tratarse de obras de la dinastía Tang. Cabe recordar que durante esta dinastía las rutas de la seda tuvieron uno de sus momentos de mayor esplendor. Los murales son en su mayor parte de temática budista: retratos de budas y divinidades, narraciones de los sutras expuestas mediante la sucesión de pequeñas escenas, huellas de personajes budistas históricos y mitológicos difundidos desde la India, China y Asia Central, etc. Por lo demás, los murales nos ofrecen numerosos detalles sobre la historia de la vida cotidiana, el vestuario, la arquitectura, la música, la danza y hasta las artes acrobáticas. A todo ello hay que añadir diversos testimonios de los intercambios culturales entre China y el exterior a lo largo de varios siglos. Se comprende así que los estudiosos occidentales consideren estas cuevas como una biblioteca escrita en la pared de un precipicio.


Posiblemente, una de las piezas más valoradas y conocidas es la Sutra del diamante, ejemplar del libro impreso más antiguo del cual se tiene noticia, y que estaba hecho a partir de placas de madera de más de mil años de antigüedad. Se trata de un manuscrito de cuatro metros de largo y que podría datarse del año 868. Además de esta pieza extraordinaria, podríamos hablar también de una importante colección de manuscritos y de un modelo de carta china ideada para que los invitados ebrios puedan disculparse delante de sus anfitriones por su comportamiento, entre otras muchas piezas.

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