domingo, 7 de abril de 2013

Acordémonos del gran principito que leímos en la niñez, está de cumpleaños, sus primeros 70 añitos.....


La historia es una crítica sarcástica a los adultos, a cómo condicionan a los niños y  los conducen por el camino que es considerado adecuado y correcto. Y es, sobre todo, un homenaje a la infancia y a la mirada del niño, la que reconoce lo fundamental, lo “invisible a los ojos”.

"Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de serpientes boas, ya fueran abiertas o cerradas, y poner más interés en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. De esta manera a la edad de seis años abandoné una magnífica carrera de pintor (…) Las  personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones". Fragmento de la primera página de El Principito.

Este relato sobre un niño sabio y sencillo que vive en un asteroide y que se hace amigo de un piloto varado, es una hazaña literaria que ya hace parte de la vida de varias generaciones de lectores en todo el mundo, con más de 150 millones de ejemplares vendidos en centenares de idiomas.

En el comienzo de la historia, a un piloto que se estrella en el Sahara se le acerca un pequeño príncipe, el cual parece venir de otro planeta, y le pide que le dibuje un cordero. A medida que transcurre el encuentro, el niño príncipe le describe de dónde viene y la gente que ha conocido en su largo viaje lejos de casa, con un motivo recurrente: los adultos son muy extraños y caprichosos. 

El Principito un día decide abandonar su planeta para explorar otros mundos; es así como visita seis planetas, cada uno de ellos habitado por un personaje: un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo, los cuales, a su manera, demuestran lo vacías que se vuelven las personas cuando crecen y se transforman en adultas.

El último personaje que conoce, el geógrafo, le recomienda viajar a un planeta, la Tierra, donde entre otras experiencias acaba conociendo a una serpiente y a un zorro que le dice que "No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos". En ese capítulo conoce después al aviador varado.

La histórica obra de Antoine de Saint-Exupéry se publicó por primera vez en abril de 1943.

Además de un best-seller mundial, y el mejor trabajo literario de un autor francés en todo el siglo XX, la Fundación Saint-Exupéry reveló que la novela es también la más traducida de la historia, después de La Biblia. 



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