lunes, 22 de noviembre de 2010

Para los que les gusta un buen libro:

La parte pedagógica de cada ser humano es ilimitadamente importante aún hoy que el mundo esta globalizado y que tan solo podemos seguirle en paso adoptando estilos benéficos para aportar nuestro granito de arena en el desarrollo de los niños y jóvenes y por que no, de los adultos también. Leer los escritos de Enrique Barrios es transportarse a la esencia llamativa del ser pensante, esa llama que debemos dejar desbordar para ser mejores personas individuales pero como un eco en el universo, en ese universo que nos cobija con su manto desconocido y a la vez del conocimiento tangible lleno de cuestionamientos y con soluciones o respuestas revoloteando para ser alcanzadas.


Conozcamos un poco de ENRIQUE BARRIOS, el ser humano y el escritor.

Nacido en Venezuela pero de corazón chileno. Representante de la literatura hispanoamericana contemporánea, trabaja la narrativa y novela infantil así como la ciencia ficción.

Comienza sus estudios en 1964, a los dieciocho años de edad, en Caracas, cuando encuentra a un hombre que le habla acerca del estado de sueño de la humanidad, acerca de la inconsciencia de las masas, de su "mecanicidad". Como estas ideas coinciden con observaciones que él mismo había hecho, desea saber más, y aquel hombre se convierte en su instructor (previo pago de una cuota mensual que no era barata, de acuerdo con la milenaria Tradición origen de tales ideas), y lo será a lo largo de veinte años, aunque con lagunas de años muchas veces, debido a los constantes viajes del futuro escritor.
"El pensamiento mecánico no es más que cadenas de asociaciones casuales", le comentaba el instructor; cosa que él joven había ya observado en sí mismo, que nuestro pensamiento raramente es dirigido conscientemente por nosotros mismos, que una imagen nos evoca un recuerdo, que trae un pensamiento, que un aroma que flota nos hace olvidar, para traernos la evocación de alguna otra situación del pasado, etc., etc., etc. Y siempre vamos olvidando lo que estábamos pensando antes.
"¡Y todo ello se sucede tan rápido en nuestra mente, que no nos damos ni cuenta!".
"¡Y a esa falta de consciencia le llamamos pomposamente 'estar conscientes'!"...
Le consta que se trata de verdades inobjetables, y eso mismo le hace comprender que su búsqueda de la verdad seguramente ha de requerir de un estado de lucidez, de concentración, de consciencia fuera de lo común para dar buenos frutos, fuera de esa cadena de asociaciones inconscientes, fuera del "pensamiento mecánico", y decide en primer lugar tratar de convertirse en una persona más lúcida, más consciente, y como su Instructor tiene una andanada de ejercicios y prácticas destinadas a elevar el nivel de consciencia, a esas prácticas se dedica, aunque no con la entrega de un místico porque también le interesa conocer mejor el mundo, otras idiosincrasias, otros idiomas, para poder comunicarse mejor con personas de otros pueblos. Y por otro lado es un joven normal, con las inquietudes de su generación y de su edad, las que también atraen su atención, su tiempo y su energía.
Es así como en 1984, a los 39 años de edad, en una bonita experiencia interior vislumbra algo que para él constituye la Suprema Realidad del Universo; un concepto o vivencia que experimenta en un raro momento de expansión de consciencia, lo cual será la base de toda su futura obra literaria: El Amor como Fuerza Universal, generadora de todo lo que existe. Y de paso ha encontrado el elemento que une a todas las religiones, el Amor, y allí descubre también su misión, el propósito superior de su vida, que consiste en dedicar el resto de su existencia a enseñar a otros lo que ha aprendido.
Ese mismo año 1984 comienza a escribir "El Libro de Dios Amor", (antes mensaje acuariano), su primera obra, la que no tuvo gran difusión.
Allí aparece en forma de prosa poética una sencilla filosofía espiritual que no está destinada a la formación de iglesias sino a intentar producir pequeños o grandes cambios de enfoque hacia la existencia, llevándonos a considerar la vida desde una perspectiva más universal, más colectiva, global y planetaria, pero fundamentada no en el dinero sino en la Fuerza Amor.

Nos sugiere tener un pedacito de corazón puesto en Gaia (la Madre Tierra) y en el futuro de toda la humanidad, no sólo en el de nuestro país, y nos incita a cooperar en acciones concretas, grandes o pequeñas, para ayudar a crear un mundo mejor. Debido a ello, esta filosofía espiritual no propugna algo tan extremo como la santidad, porque no hace falta para que el mundo cambie positivamente, porque basta con una conducta exenta de canallada en la vida privada y pública, en los negocios, en la política y en las finanzas internacionales. Puedo decir entonces que la filosofía espiritual del "Mensaje Acuariano" no está orientada a producir acróbatas o faquires de la espiritualidad, la renuncia, la mortificación y los poderes psicológicos –Enrique Barrios no tiene nada de ello-, sino a intentar sensibilizar un poco al ser humano del planeta Tierra para que sea más solidario y más humano, y así poco a poco el mundo vaya cambiando y merezca un futuro, cosa que por ahora es bastante incierta.
Cuando el texto está redactado, Enrique Barrios no busca editor. No lo hace porque comprende que ese no sería el camino apropiado para lograr una buena difusión de lo que ha recibido, no todavía, porque un libro de características tan filosóficas y místicas no sería la forma más adecuada de llegar a la multitud, la que por lo general es atraída por cosas mucho menos "sacras", y llega a preguntarse si no será una "telenovela mística" lo que debería escribir, algo capaz de conseguir la misma atención que se le presta a un partido de fútbol importante.
Un año después aparece la inspiración para "Ami, el Niño de las Estrellas", libro que vio la luz en Chile, en marzo de 1986, y fue escrito en sólo ocho días. En este segundo libro, Enrique Barrios pudo transmitir –entre líneas– los fundamentos del importante y profundo mensaje que antes había expresado en forma de prosa poética en su primera obra; está escrito en un estilo simple, mediante el cual se expresan lecciones de sabiduría universal en medio de viajes espaciales y aventuras diversas.
Esta obra a sido declarada material didáctico complementario de la educación chilena. Pronto recibe el respaldo de los Ministerios de Educación de varios países y de autoridades de distintas corrientes espirituales.
El año 87 escribe "AMI REGRESA" y "AMI Y PERLITA". 1988 es el turno de "EL MARAVILLOSO UNIVERSO DE LA MAGIA", libro que para muchos es su obra más importante.
El año 87 escribe "AMI REGRESA" y "AMI Y PERLITA". 1988 es el turno de "EL MARAVILLOSO UNIVERSO DE LA MAGIA", libro que para muchos es su obra más importante.

A fines de 1988 se traslada a Buenos Aires, Argentina, en donde permanece durante doce años. Allí escribe "Cuentos de Amor, estrellas y almas gemelas" (1991), "Maravilla" (1992), Ami 3 (1997-98), "Carta de Dios para ti" (1998) "Dios para locos bajitos" (1998), "El Color de las Aguas" (1999), "Proyecto Elevación" (2000) y varias más que sólo necesitan una revisión final de parte del autor.
Enrique Barrios ha escrito hasta el momento un total de doce libros.
La larga búsqueda del escritor, sus esfuerzos en las prácticas recomendadas por su instructor, todo ello dio como resultado la expansión de consciencia que a la larga generó doce títulos, los cuales han orientado a millones de personas en diferentes idiomas, y que siguen siendo traducidos a nuevos idiomas.
El año 1997 Enrique Barrios ingresa en Internet y crea este sitio. Ese mismo año comienza a enseñar en la web a través de su "Academia Ami", la que va teniendo varias transformaciones con el tiempo, hasta convertirse en el actual Instituto Ami-Ophir el año 2007; considera al Instituto como una forma de continuación y profundización, de puesta en práctica, de los contenidos que sus libros sugieren.

Enrique Barrios vive en Brasil desde el año 2006 y se dedica a la enseñanza, a su trabajo de literatura y otras actividades, y se dedica a dirigir el Instituto Ami-Ophir, una institución virtual, de corte fundamentalmente educativo, que lleva a la elevación del nivel de lo que él llama "Consciencia-Amor" en las personas que la visitan. La decisión de crear esta página es transmitir el mensaje de los libros de modo práctico, y no solamente teórico.

HECHO CURIOSO EN SU VIDA.-
En la madrugada del 19 de septiembre de 1984, en Chile, se ve ante la muerte inevitable en un asalto en despoblado, muerte que sin embargo -inexplicablemente- no se produce, porque los asaltantes, cuchillo en mano, de pronto salen huyendo y se pierden en la noche. Pero él, boca arriba en el suelo, ya se había despedido de la vida, y súbitamente se ve vivo e ileso...

Pocos días después, el 27, en un bosque junto al mar, en una luminosa mañana de primavera y en un lugar cercano al del asalto, tiene una experiencia espiritual que marca el comienzo de su labor como escritor. Tal vez a su duro ego le faltaba la proximidad del más allá -un trance de muerte- para llegar a una compresión superior de la existencia, porque nada nos puede hacer recordar mejor la transitoriedad de todo que el vernos de pronto, inesperadamente, ante el momento de tener que decir adiós a todas las ilusiones. ¿Qué queda entonces? Sólo lo que es Real, y ahí, por encima de todo lo demás, se encuentran los afectos.
Así obtiene por fin la claridad que buscaba desde niño. Vislumbra algo que ante su sensibilidad e inteligencia constituye La Suprema Realidad del Universo, un concepto o vivencia, o ambas cosas juntas, que acaba de experimentar en una suerte de expansión de consciencia, y que será la base y el fundamento de toda su futura obra literaria: el Amor, el Amor como Fuerza Universal, como Divinidad, como Dios mismo, de allí su frase: 
"El Amor no es manifestación de Dios, 
sino la Presencia de Dios".
Ese es para él el elemento universal y absoluto que buscaba, que no es una creencia sino una realidad que todos podemos percibir y vivenciar, porque todos podemos experimentar amor. Eso es aquello que subyace tras toda religión, porque detrás de todas ellas, más allá de lo cambiante y transitorio, de origen humano, resplandece el Espíritu de Dios: el Amor. Por eso todas las religiones nos impulsan a seguir los Mandamientos del Amor.

Pero esa comprensión es sólo el punto de partida hacia toda una filosofía espiritual que, como si fuese un libro que se va desplegando poco a poco ante sí, va adquiriendo forma y sentido en su mente.

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