sábado, 8 de enero de 2011

Una historia para mayores (será que nos consideramos adultos? mejor me rio)

Esta nota va para los lectores mayores, por favor los pre y los adolescentes que leen mi blog deben entender que en estos instantes la lectura puede ser confusa (pensándolo bien será para ellos confusa o para nosotros los adultos, ja,ja,ja…) Bueno aquí voy con mi historia:

Ya conocen a mi amiga Ana Lucía, se acuerdan que les hable de ella sobre nuestra conversación “del tema egipcio” y que quedamos con conclusiones inconclusas; pues bien cuando nos despedimos en el aeropuerto de Lima, me entrego un libro “alegrón  para que te rías un rato, nos faltan algunos años pero sirve, lo compré en esta navidad y es excelente”, - me dijo y  dejo en mis manitos un libro rojo y negro por fuera y por dentro….. (mil colores, ja,ja,ja…) de    SSSEEEXXXOOO, “ y ahora como hago para mostrárselo a Jhon Jhon (mi esposo)” – me dije interiormente, pues  opte por la cam del portátil.

Después de entretenerme sutil y porque no decirlo intrépidamente con estas líneas quise y quiero compartirlo con hombres y mujeres sobre todo mujeres que se toman la vida a risas (COMO YO) para usufructuar  la existencia misma.
Portada del libro

Por ello  transportémonos a Colombia, que como en todo el mundo, se escriben muy pocos libros que exploren la sexualidad femenina (peguen un grito oooohhh¡!!!), de modo que en este comienzo de año las lectoras( res) tendrán una alternativa novedosa e ilustrativa con EN BUSCA DEL SEXO PERDIDO, obra en la que Mónica Sarmiento Duque   y  publicado por la editorial Oveja Negra, retrata con humor y realismo la complicada posición de las mujeres que hoy atraviesan la delicada línea de los 40 años. 
El planteamiento central del libro gira alrededor de una de esas ironías que la sociedad ha tenido frente a sus narices por años y no le ha dado importancia: “Las mujeres nacidas en los años 60 pertenecemos a una generación de transición, en la que hemos ganado lugares destacados en la vida laboral, social e incluso política, pero en el tema del sexo estamos bastante atrasadas”, explica la autora. 

En efecto, aquellas colombianas que nacieron en la década de la revolución sexual y la liberación femenina, exhiben por lo general una impresionante represión sexual, al igual que una increíble ignorancia sobre estos temas, lo cual las acerca más a la mojigatería de anteriores generaciones que a la audacia de aquellos locos años de ruptura. 

EN BUSCA DEL SEXO PERDIDO, una alternativa a los relatos actuales que no tienen fondo tan solo el de mostrar la “vida acelerada sin timón alguno” sobre jovencitas prepago reconstruidas en el quirófano y seducidas por el dinero fácil de los mafiosos, descorre por primera vez ese velo, a través de las historias de cinco mujeres de la alta sociedad bogotana, que se conocen a través de la asistencia a una reunión que promueve la venta de juguetes sexuales. Ellas tienen más de cuarenta años y a partir de este divertido encuentro se proponen reivindicar el derecho al placer en la cama, seguramente muchas de sus congéneres se verán retratadas. 
 
Lucía, Rebeca, Mariana, Sara e Irene representan el alto círculo social colombiano. Son mujeres exitosas, mujeres de mundo que al llegar a esa edad deben afrontar diversos desafíos en el campo emocional y laboral. A lo largo del relato se muestran los diferentes retos sociales y morales que debe enfrentar Lucía una ejecutiva cuadriculada que debe vender adminículos para el placer debido a su precaria situación económica, ocasionada por el abandono de su marido que padece del demonio del medio día y se escapa con una publicista veinteañera.

 En fin, como lo explica Mónica Sarmiento  la autora, pese a que no se trata de una fotocopia de la realidad, las historias se basan en hechos que protagonizaron conocidas suyas, que ocurren a diario, o que perfectamente podrían suceder; la escritora aclara que es importante crecer con valores y que su libro le dio la oportunidad de “mirar con otra óptica la educación que recibí, pero ya no con el ánimo de renegar del pasado, sino con miras a entender lo que sucede hoy y no aplazar la búsqueda del placer en muchos campos, incluido el sexual”. 

Porque esa fue justamente la implacable realidad con la que se topó en aquella reunión promocional ( déjenme decirle que la idea le surgió a la autora de su experiencia misma), en la que los juguetes sexuales fueron el pretexto para que ella y sus amigas, ex compañeras de la universidad, revelaran aspectos íntimos de sus vidas, como jamás lo habían hecho en más de dos décadas de conocerse. Se cruzaron allí las más vanguardistas con las más puritanas, pero se evidenció un denominador común: todas habían interpretado el rol que les exigía su familia, su religión, su estatus, etc. En su constante mirada hacia afuera y no hacia adentro, como esposas y madres, habían antepuesto satisfacer a sus maridos e hijos, mientras que los requerimientos de su propio ser jamás habían sido tenidos en cuenta. En ese marco, el sexo de las colombianas cuarentonas de hoy se ha llevado la peor parte. Para ilustrarlo, Sarmiento trae a colación el gran tabú de la masturbación femenina, de la cual varias asistentes a aquella reunión dijeron tener referencias muy vagas o nulas. 

“La autocomplacencia siempre ha sido relegada para la mujer”, asegura la escritora, de 45 años, quien habla de sus contemporáneas como “mujeres que crecieron sin ser conscientes de qué les gustaba en el sexo (...) y si no sabes lo que quieres, no se lo puedes pedir a otros”. 

Intrigada por este cuadro, Sarmiento no creó una venta de juguetes sexuales en la realidad, pero sí en la ficción, para trazar el retrato de su generación. En su libro, las juntas de sala convocadas por una de las protagonistas para promocionar estos artículos, terminan por congregar a un grupo de mujeres con vivencias del sexo bien diversas y reales. La autora, quien durante varios meses investigó, leyó y consultó testimonios tanto de especialistas como de otras cuarentonas para darle forma a su obra, explica que su fin era hablar de sexo en un libro que no fuera exclusivamente de sexo. Es por eso que, además de las confesiones de cama de los personajes, el texto retrata peculiaridades de su edad, como el hecho de que si en sus 20 las mujeres rivalizan, después de los 40 surge entre ellas solidaridad de género. 

Sarmiento, ex redactora cultural de El Siglo, no ha querido elaborar un discurso feminista, ni despotricar contra los hombres, quienes de todos modos no se salvan de ser expuestos con sus males contemporáneos: el muy en boga “demonio del mediodía”, o tendencia a cambiar a sus esposas por jovencitas al llegar a los 50 años; y la “fiebre amarilla”, o el peligro de caer bajo las redes de las vampiresas orientales con sus enloquecedoras habilidades para la lascivia. Las colombianas que llegan al cuarto piso ( a mucho honor como lo canta Ricardo Arjona en su “Señora de las cuatro décadas”) , se enfrentan a experiencias cada vez más comunes, como el divorcio, o inevitables, como ver que los hijos crecen y las necesitan cada vez menos. 


El relato de EN BUSCA DEL SEXO PERDIDO también es retador y divertido al exponer la hipocresía social, la infidelidad tanto de esposos como de esposas, los prejuicios absurdos, la impostura, la sofisticación y los amaneramientos de las clases privilegiadas. A la autora, además, no se le han escapado los nuevos vicios de la sociedad, como la adicción a Internet, específicamente al juego virtual Second Life. 

En medio de las peripecias que implican para las protagonistas familiarizarse con vibradores, bolas chinas, geles y lociones excitantes, la narración muestra todas esas sorpresas que da la vida y que la hacen más interesante. A la estirada y conservadora Lucía, por citar un caso, la opción de un negocio de juguetes sexuales le produce miedo al qué dirán, pero termina por ser su tabla de salvación en medio de la bancarrota y el abandono de su esposo. 

Los lectores contemplarán a las protagonistas atravesar por sus dramas intensamente, pero, a la final, así sea a través de la muerte, las verán liberarse como lo ha hecho su autora con este diciente texto: Mónica es la viuda del escritor R.H. Moreno Durán, gloria de las letras colombianas, a quien ella le rinde todos los homenajes que merece, pero de quien se deslinda en este libro que le ha permitido encontrar su propia voz, que había permanecido a la zaga de la de él hasta hoy.

Un estupendo libro, interesante, ameno y ágil, espero tenga eco internacional y llegue a manos de muchas mujeres  y hombres latinoamericanos capaces de ver reflejos, enfrentarlos y regalarse una sonrisa de la buena.

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